EL presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, avanzó en una reciente entrevista en una cadena privada de televisión que tenía "un plan" para evitar la consulta prevista en Catalunya para este próximo otoño. A falta de iniciativas concretas que nadie esperaba, lo que ha hecho el PP es embarcarse en una operación puramente propagandística con el fin de desacreditar a la Generalitat y al president Artur Mas y sus iniciativas y, sobre todo, crear un clima de miedo en la sociedad catalana, dibujando un panorama catastrófico en todos los sentidos -económico, social y personal- en el caso de que los catalanes optasen por el Estado propio. Este "festival de amenazas", como lo definió el propio Mas, ha comenzado este fin de semana con la convención que los populares celebran en Catalunya. Abrió fuego el ministro de Economía, Cristóbal Montoro, quien ya el viernes anunció la supresión de las balanzas fiscales, una de las principales referencias del nuevo modelo de financiación para las comunidades autónomas, y un nuevo método de cálculo económico. Una provocación en toda regla -una más- a Catalunya. Rajoy, por su parte, intervino ayer en la convención para reiterar una vez más -y lo repitió además hasta en tres ocasiones durante su discurso- que mientras él sea presidente "no se celebrará ningún referéndum ilegal ni se producirá ninguna fractura de España". Ése, en fin, es el plan de Rajoy. Muy distinto al que su homónimo británico, David Cameron, tiene para Escocia. Ya explicó el president Mas en su entrevista en la BBC la "envidia" que sentía por el modo en que Gran Bretaña ha resuelto el conflicto de Escocia, que celebrará un referéndum sobre su independencia. Tal y como dijo el viernes Cameron en Davos, si un partido nacionalista gana las elecciones, su Gobierno "no podía mirar para otro lado". "En vez de esconderlo bajo la alfombra, hay que afrontar el problema", insistió el primer ministro. Justo lo contrario que está haciendo Mariano Rajoy, que prefiere esconder el asunto bajo la alfombra y amenazar a quien pretenda mirar debajo para saber qué hay. Con esta actitud, el PP puede ganar tiempo y, sobre todo, muchos votos en España pero se arriesga a un choque de trenes con Catalunya que amenaza con producirse tarde o temprano.