la semana ha estado marcada por las protestas vecinales del barrio burgalés de Gamonal. No nos lo acabamos de creer, pero las obras del bulevar fueron suspendidas después de varias semanas de contundentes protestas vecinales y mucha violencia y abuso policial. "El alcalde de Burgos se rinde", "Gamonal ha vencido", "Hemos demostrado que el pueblo manda", rezaban con euforia titulares y pancartas. Ignoro el motivo de la paralización de las obras. ¿Corría peligro de extenderse y endurecerse la protesta vecinal a otras ciudades? Las movilizaciones en otras ciudades no han sido ni mayores ni más contundentes. La violencia policial sí ha sido mayor, pero eso ya es rutina exponencial que adjetivan ahora.
No sé cuáles han sido los motivos de esa paralización y consiguiente frustración del negocio del hormigón en manos de una empresa turbia y tocada del ala. Dudo mucho que el PP haya dado su brazo a torcer, pero una por una no hay bulevar y eso puede considerarse una conquista social, al margen de que las empresas vayan a llevarse 500.000 euros a causa de la suspensión de las obras.
Atentado, antisistemas, etarras, vandalismo... ha habido de todo. Cualquier cosa con tal de no admitir que aquello era un abuso y un negocio entre amiguetes como ya es tradición y marca España (indeleble).
"Los indicadores de recuperación no casan con las protestas", sostiene con atrevimiento de maja la ministra Soraya Sáenz de Santamaría. ¿De qué recuperación habla? ¿De la de la casta a la que ella pertenece? Seguramente, porque es cierto que los ricos son cada vez más ricos y el foso que separa una clase de otra se hace cada vez más hondo e infranqueable. Sociedad de clases y ahora de castas, de patricios y de plebeyos. Si la recuperación ha llegado a la banca y a las corporaciones es porque la está pagando la ciudadanía. Yo no veo que haya ni más trabajo ni esté mejor pagado o pagado a secas, ni que se vuelvan a abrir las empresas que cerraron ni que se abran otras nuevas. Esa bonanza en manos patricias no genera verdadero trabajo y no difumina la falta de cohesión social, sino que la agrava.
Por eso, un ideólogo de las FAES, Alejo Vidal-Quadras, habla de recuperar la cohesión social, pero no porque les preocupe, sino porque de pronto les da miedo. Y eso es raro, habida cuenta del miedo que ellos han generado y de la violencia que han desatado con su policía, multas y leyes propias de una dictadura.
Y volviendo a las majezas saineteras de la Santamaría, lo ocurrido en Burgos no es sólo "una forma de expresar el rechazo a una obra", como ella dice con rebuscada y maliciosa simpleza; es mucho más y lo sabe. Lo ocurrido en Gamonal y en otras ciudades españolas es una forma de manifestar que la ciudadanía está harta y puede convertir su hartadumbre en batallas campales de resultado incierto, ahora que ya se ven venir los preparativos de la carrera electoral.