CREO que cualquiera que observe con un poco de honestidad y quizá un punto necesario de desapasionamiento el último comunicado del EPPK y la posterior conferencia de prensa de los expresos de ETA excarcelados tras la caída de la doctrina Parot, históricos con sangrientos historiales a sus espaldas, no puede sino advertir el paso que suponen en lo que ha sido la trayectoria de la organización terrorista a lo largo de estos cuarenta años. Incluso podría hablarse de una ruptura -inimaginable hace apenas unos años- con la estrategia con la que unos y otros han guiado a eso que en algún momento se bautizó como frente de makos. Dicho esto, ver la fotografía de Durango me dejó una amarga sensación de tiempo perdido. Y viendo esa foto, y leyendo lo que allí se dijo y lo que otros dijeron de lo que allí se dijo, me pregunto si a este país y a este proceso no nos iría bien otro ídem, el de desarme del lenguaje. Hay expresiones y conceptos que empiezan a hacérseme muy viejos, muy gastados y poco o nada útiles, más que recursos retóricos se han convertido en murallas. Andar en éstas y toparte con el ridículo -propagandístico- mayor del reino a cargo del Ministerio del Interior y su nota de prensa, luego retirada, sobre detenciones supuestamente relacionadas con ETA que aún no se habían producido. Y lo mejor viene cuando el ministro dice que se ha desarticulado el "tentáculo" de ETA que impedía a los presos acogerse a medidas individuales, las mismas que acaba de asumir el EPPK según creo. No entiendo nada.
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