BIEN por Chris Horner. Es de agradecer que gente de cuarenta años o más demuestre, aunque sea de vez en cuando, que hay vida más allá de los 30. En estos tiempos donde tanto se tiende a despreciar a los veteranos, es bueno que quede constancia del valor que hay que otorgarle a la experiencia, demasiadas veces relegada en aras de una juventud tan potente física e intelectualmente como roma en perspectiva y capacidad de análisis global de las cosas. Es época de pelotazos y cortoplacismo, el tiempo se mide en días -cuando no en horas- en lugar de diseñar planes a medio o largo plazo. Que un ciclista como Horner o cualquier otro deportista sean capaces de rendir al máximo nivel con cuatro décadas a sus espaldas se entiende como algo excepcional, aunque no debería ser así si se tiene en cuenta que, hoy por hoy, con esa edad ni siquiera se ha completado la mitad de la existencia. Lo cierto es que son contados los casos de veteranos campeones y, no obstante, son innumerables los episodios de jóvenes prematuramente apartados de la competición, abocados a la retirada en plenitud de sus condiciones físicas y sin embargo ya quemados psicológicamente cuando aún les quedaría por dar lo mejor de sí mismos. Pasa en el deporte de élite como ocurre en muchos otros ámbitos donde se intenta alcanzar la meta demasiado pronto sin darse la oportunidad de aprender, e incluso disfrutar, a medida que se recorre el camino. Todo esto me valdría a pesar de que Horner diera positivo en cualquier control anti dopaje. No hay edades en esto.