no entiendo cómo los miembros del COI han cometido la torpeza de despreciar una vez más la candidatura olímpica de Madrid. Sólo por la intervención de Miss Bottle, la capital del gran reino se había ganado el derecho a organizarlos. Y es que no han reflexionado a fondo estos señores olímpicos, sobre los cuales no cabe pensar que se gobiernen por intereses económicos; no se han dado cuenta, ¡ay!, de la ocasión que han dejado pasar. Les habría bastado imaginar un paralelismo entre la ceremonia de apertura de Londres y la que podría haberse organizado en Madrid 2020. En aquella ocasión, el festejo cayó en manos del cineasta Danny Boyle, y en ella, además de música y color, salió el agente 007 rescatando a la reina Isabel con efectos especiales y todo. Aquí también hay personal capaz, qué diantres. Pongamos que José Luis Moreno recibe el encargo de organizar la inauguración. Sale un cuervo vestido con frac al centro del estadio y anuncia la llegada de una manada de elefantes por la puerta Sur. El cuervo habla y nadie sabe cómo lo hace. José Luis Moreno está detrás y parece que mastica chicle. Las luces se apagan. Un atronador barrito enmudece a los asistentes. Doce paquidermos tamaño estándar entran destrozando el césped a su paso. De repente, surge del suelo sobre una plataforma un señor alto tocado con un salacot y armado con dos escopetas. El salacot se convierte en corona, toma efectos especiales. Es el regio cazador. Comienza a disparar. Los elefantes se hacen los muertos. Arrancan los Juegos de Madrid.