seguro que el nombre de Sophie Thompson no les dice gran cosa a la primera. Se trata de la hermana pequeña de Emma Thompson -¡ahora sí!- y una actriz que ha desempeñado papeles secundarios. Entre ellos, en Gente con clase de Julie Andrews, interpreta a la hermana pobre pero cercana, hogareña y honesta de Jeanne Tripplehorn, quien encarna a una estrella de cine tan bella y glamurosa como jactanciosa y falsa. Y como en casi todas las pelis, la autenticidad se termina imponiendo sobre el artificio. Por alguna extraña razón, el histórico hospital vitoriano de Santiago ha sido durante las últimas tres décadas la hermana pobre del flamante Txagorritxu. Quizás porque el centro de la calle Olaguíbel representa la cercanía, el trato humano, la memoria de una ciudad de toda la vida, la vocación de servicio a pie de calle o el valor de lo pequeño frente a la rutilante modernidad, los éxitos de la ciencia y tecnología, la fría burocracia o el renombre del hospital de Lakua. El equipo de Rafael Bengoa -no tanto el propio consejero como el mediocre equipo que le rodeaba- se empeñó en hacer invisible a la hermana pobre, arrinconándola o reduciéndola a ser refugio ora de paliativos, ora de enfermos crónicos. Y ayer mismo, aun cuando el programa pactado por jeltzales y socialistas incluyera darle un impulso a la paridad de los dos hospitales vitorianos, Idoia Media -con el eco de resonancia de sus voceros- seguía con esa retahíla de eclipsar a Santiago. Pero al igual que Dora -el personaje de Sophie Thompson-, el hospital pobre tiene aún mucho que decir.
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