COMO es agosto, abrochémonos las bermudas y echemos un vistazo a eso del FMI. Más concretamente, a la brillante idea -la última- que ha tenido para solucionar el problema del paro en España. No sé qué cualificación es necesaria para entrar en el Fondo Monetario Internacional, me hago una idea de que para ser su director gerente hay que tener un perfil muy claro, a tenor de los tres últimos: Dominique Strauss-Kahn, Rodrigo Rato y Christine Lagarde. La innovadora y creativa idea del FMI consiste en bajar los sueldos un 10%. Venga, una ola de admiración y reparto de palmaditas en la espalda. Modestamente, dejaré una anotación a pie de página al genio ideólogo de la novedosa propuesta: por estas latitudes, antes de la crisis había hordas de trabajadores que no llegaban a mileurista; con la crisis, primero se congelaron los sueldos, luego se rebajaron, se perdieron pagas extras y además llegaron ERE temporales que redujeron aún más el poder adquisitivo. Como apunte orientativo, UGT calculó la pérdida de poder adquisitivo de los trabajadores españoles en 2012 en el 6,5%. Sin noticias de que eso haya creado nuevos puestos de trabajo. Eso sí, entre el creciente desempleo y los sueldos que pierden cada vez más poder adquisitivo, gracias también a subidas de impuestos a ras como las del IVA -que el FMI también sugiere volver a elevar-, el consumo interno está en coma. Y, joder qué cosas, eso provoca más empresas en apuros, más puestos de trabajo destruidos, más morosidad bancaria y más problemas para la deuda. Hasta la derrota final.