el importante trabajo de fondo que Emakunde ha impulsado en sus 25 años de existencia no ha sido siempre fácil de ver por su complejidad, pero sin duda ha sido fundamental de cara a promover el cambio de valores y la creación de estructuras y herramientas a favor de la igualdad de mujeres y hombres en nuestra sociedad. Emakunde, desde su creación, nos ha mostrado la necesidad de trabajar por la igualdad y nos ha enseñado los beneficios de una nueva manera de organizar nuestro mundo basada en la equidad, en el respeto y en la diversidad. Gracias a su importante trabajo de sensibilización, hoy somos más conscientes de que en esta sociedad todo, absolutamente todo, está contagiado y empapado de una cultura que durante siglos ha relegado el papel de las mujeres a un segundo plano, que las ha convertido en periferia y en sombra. Se han dado pasos en la transformación de miradas, aunque el cambio de mentalidades sigue siendo un reto fundamental en el que insiste el Instituto, consciente de que es el ingrediente esencial para construir los cimientos de una sociedad igualitaria. Emakunde ha ido creando estructuras y herramientas que hoy son parte del engranaje necesario para cambiar nuestro modelo de sociedad y en esta difícil misión de revisar lo que somos y lo que hacemos ha tenido la gran capacidad de crear alianzas, redes, sinergias y complicidades a favor de la igualdad con distintas instituciones, asociaciones, empresas y personas.

Emakunde marcó desde sus inicios una manera de trabajar con la mano tendida, la mano abierta, para que otras entidades y personas la tomaran y poder acompañarlas en este camino. La idea de que la igualdad sólo se conseguirá con la aportación de toda la sociedad ha sido una constante en el trabajo de Emakunde y en este tiempo ha conseguido consolidar numerosas alianzas que, 25 años después, deben servir de ejemplo y de impulso para crear nuevas. En estos 25 años, como consecuencia de la lucha por la igualdad y a través de este trabajo en equipo entre instituciones, entidades y movimientos sociales, han nacido nuevas miradas y estas miradas han permitido que la igualdad haya entrado en las agendas políticas, en los textos, en las escuelas, en las leyes, en el lenguaje, en la sanidad o en las estadísticas.

Queda aún un mundo por transformar, pero debemos apoyarnos en lo conseguido para convencernos de que avanzar hacia la igualdad, siendo un camino difícil, no es una quimera. Debemos apoyarnos en lo conseguido y en el esfuerzo de quienes lo intentaron antes. Creamos en ello como creyeron quienes nos precedieron en esta larga lucha por la igualdad. Creamos como han creído durante mucho tiempo, y antes de que Emakunde existiera, los movimientos sociales, los grupos de mujeres, el movimiento feminista, las mujeres que durante la historia sacrificaron tanto por conseguir algunos derechos fundamentales. En definitiva, los auténticos gérmenes que posibilitaron el posterior nacimiento de las políticas de igualdad en el seno de las instituciones.

Emakunde ha aportado mucho, pero tiene también mucho que agradecer. Tiene que dar las gracias a quienes hicieron posible su creación, a todas las personas que han formado parte de su historia y a quienes trabajan hoy desde las distintas instituciones, entidades y movimientos sociales favor de la igualdad. La historia de Emakunde ha sido la suma de muchas historias. Ha sido sobre todo la suma de muchas alianzas que hoy son más necesarias que nunca. Necesitamos seguir sumando y tenemos para ello la mano tendida.