LOS vecinos de Gasteiz acaban de conocer las líneas maestras del borrador sobre el uso de la bicicleta en las calles de la ciudad y después de varios meses de consultas con los diferentes agentes implicados, de un trabajo que venía demandado desde la misma ciudadanía, los responsables del equipo de gobierno del PP pusieron las cartas sobre la mesa y se sacaron un as de la manga: la prohibición para los mayores de 14 años de circular en bicicleta por las aceras y el veto en siete zonas del centro de la ciudad entre Virgen Blanca, Plaza Nueva, Diputación, Siervas de Jesús, Postas, Dato y San Prudencio. El análisis de la cuestión se divide entre dos caminos: la necesidad o no de regular de alguna manera la convivencia de bicicletas, coches y peatones en la ciudad; y el motivo de lanzar por sorpresa el globo sonda de la citada prohibición relativa a la peatonalizada zona centro de la ciudad. Respecto al primero, y para empezar, el hecho de tener que redactar una ordenanza específica para organizar la convivencia en los diferentes espacios de la ciudad (aceras, carreteras y zonas peatonales) dice poco sobre nosotros, los propios gasteiztarras, incapaces de aplicar el sentido común cuando pasean, pedalean o conducen. Asumido que hay que regular, lo lógico es hacerlo con sentido común y teniendo presente que esta ciudad presume de ser una de las que más y mejor apuestan por la movilidad sostenible. En líneas generales, así se ha hecho en el borrador, sin olvidar los recelos que aún suscitan las llamadas zonas 30 entre conductores y ciclistas; recelos, y esto debe quedar claro, que tienen que ver con la integridad física de quienes se mueven en bicicleta. Respecto al segundo camino, la sorprendente apuesta inicial del equipo de Javier Maroto de prohibir el tránsito de bicicletas por las áreas peatonales del centro de la capital alavesa, todo indica que será modificada antes de que la regulación entre en vigor el próximo verano. Ni tiene sentido ni casa con una ciudad que presume de ser verde. Cabe preguntarse, por tanto, qué mueve al equipo del alcalde a lanzar un globo sonda de estas características. La respuesta está en la misma casa consistorial: ante la presión ciudadana por el exceso normativo, el alcalde rectificará y se colocará la medalla de edil que sabe escuchar a sus vecinos. Cartas marcadas.
- Multimedia
- Servicios
- Participación