NADIE cuestiona la calidad de las actividades desarrolladas por el Centro Cultural Montehermoso, el único espacio de arte con carácter municipal de nuestra ciudad. Pero la gestión de este centro es subvencionada o pagada en parte con los impuestos de tod@s. El Palacio de Montehermoso, está registrando un porcentaje de asistencia de los ciudadan@s relativamente bajo, dato que afortunadamente, no nos posiciona en ningún mapa. Determinadas programaciones culturales, son más conocidas fuera que por los propios ciudadanos de Vitoria-Gasteiz.
A los centros culturales acude quien quiere y no se obliga a ir a nadie, pero su objetivo, está en conseguir que el público poco dado a consumir arte, se interese por lo programado. Insisto, me refiero exclusivamente a las políticas culturales de los centros que se gestionan con dinero público. Muchos ciudadan@s no comprenden ciertos códigos artísticos, no es una cuestión de contenidos, sino de impedimentos de concepción, que generan a su vez otros modelos de exclusión.
Tengo la sensación de que existe un centralismo elitista, cuyo movimiento es endogámico. La limitada difusión local de la programación de las actividades culturales del centro, parece estar hecha para otros públicos más especializados.
Los programadores culturales deben generar interacción entre el público y la obra. Es habitual percibir como muchos ciudadan@s ¿con falta de experiencia o conocimientos de arte? no comprenden determinadas propuestas artísticas, sobre todo si se trata de arte contemporáneo. El público en general necesita comprender el significado de la obra, algo en lo que hay que incidir.
No es cuestión de seguir ampliando más los contenidos artísticos, que hacen referencia, a uno de los colectivos sociales discriminados, el femenino. La cultura es el fruto de la libertad y por tanto debe recoger todas las corrientes del pensamiento. Las barreras que impiden a los ciudadan@s que participen en la economía, la política cultural y en lo social, tienen que ser derribadas. Es importante, que se gestionen los recursos económicos de forma eficaz, evaluando el impacto económico que dejan en la ciudad.
Los objetivos de estos centros han de ser públicos y estar expuestos a crítica, deben contemplar aspectos tan importantes como el patrimonio, las artes y la comunicación. Así mismo, su programación anual debería reflejar una amplia representación de diferentes contenidos y diversas disciplinas artísticas. Aspecto éste, denominado pluralidad. Los ciudadan@s tienen derecho a acceder a distintas propuestas estéticas.
Estoy convencido de que la intervención municipal pública en cultura es importante, siempre y cuando resulte una mejora de la vida cultural de las personas. Las herramientas que operan paralelamente con el arte y la cultura, son capaces de ello.