resulta que, al parecer, en Alemania andan excitados con un invento que puede revolucionar el mundo. Sí, sí, como lo oyen. Unos científicos de la Freie Universität de Berlín, concretamente adscritos al departamento de inteligencia artificial, aseguran haber creado un coche que puede ser controlado con la mente. El automóvil en cuestión está dotado de unos sensores de impulsos electromagnéticos cerebrales que pueden ser utilizados para indicar hacia dónde se quiere ir, indicando movimientos de izquierda, derecha, acelerar o frenar. El coche también debe estar equipado con sistemas capaces de trasladar los movimientos dirigidos por la mente en acciones físicas como girar el volante o cambiar de marcha. No digo yo que esto no sea un avance magnífico pero no me convence del todo. Le veo dos pegas fundamentales. La primera, que si ya cogemos el coche y prescindimos de las piernas para ir a comprar el periódico a la panadería de al lado de casa, con este invento se nos frustra hasta el ejercicio de empeine y brazos que supone manejar los pedales, el volante y la palanca de cambios. Nos atrofiaríamos aún más, que ya es decir. Y la segunda, y en mi opinión aún más inquietante, me aterrorizaría conducir por unas carreteras repletas de coches así. ¿Se imaginan a todos los gilipollas que a diario se cabrean (nos cabreamos) por un segundo de más en el semáforo dando rienda suelta a sus (nuestros) perturbados enojos en forma de órdenes mentales a una obediente y sumisa máquina de matar?
- Multimedia
- Servicios
- Participación