Hay que revisar la definición de vida. A propósito del reciente descubrimiento de una bacteria que metaboliza el arsénico (un veneno para el resto de los mortales) en un lago salino de California dice un periódico: "Hasta ahora la ciencia admitía que la vida giraba en torno a seis elementos. Y el arsénico no estaba entre ellos. La pregunta que surge de forma inmediata es: si ha pasado con el arsénico, ¿por qué no va a pasar con otros elementos y en organismos mayores? ¿Hemos buscado bien la vida en otros planetas? La respuesta parece clara; no. La autora del trabajo asegura que el trabajo abre muchas posibilidades, entre ellas la búsqueda de nuevas formas de vida fuera de la Tierra".
Y yo me pregunto, ¿qué van a hacer Benedicto XVI y su jerarquía? ¿Condenar a la hoguera a los investigadores o hacerlos retractarse de sus pruebas como ya hicieran sus antecesores con Darwin, Miguel Servet y Galileo Galilei?