EN los últimos días se han publicado dos textos (la tribuna de opinión titulada Ramón Bajo y la Academia de Vitoria publicada en DNA el pasado 17 de enero y la carta No al cambio de nombre del colegio Ramón Bajo, el pasado día 3) en contra de que la escuela del Casco Viejo, llamada Ramón Bajo, cambie de nombre. El claustro de profesores y el Ampa de esta escuela agradecen el interés de estos articulistas, al tiempo que les invita a visitar la escuela, puesto que demuestran en sus textos un gran desconocimiento que es fácilmente subsanable si se pasan por el centro. Cierto es que los descendientes de Ramón Bajo no envían a sus hijos a esta escuela pública, aunque estamos seguros de que, por supuesto, lo harían si vivieran más cerca. Una visita es una opción que con mucho gusto les ofrecemos.
La escuela les va a encantar: se educan en ella 175 niños del Casco Viejo y alrededores. Nuestro ideario con los principios del centro está colgado en nuestro blog (gasteizikastetxea.net), en el que pueden ver un vídeo de 14 minutos que ofrece la ocasión de conocer nuestra experiencia educativa, que se ha convertido en un referente de escuela inclusiva de calidad en el mundo de la enseñanza.
No paramos de hacer cosas maravillosas: este mismo viernes, después de salir de kalejira a cantar Santa Ageda por las calles del barrio, inauguramos con una merienda de pizza ecológica el huerto escolar y el nuevo mural-mosaico realizado por los niños en el patio de infantil del centro. De verdad que merece la pena conocer nuestra escuela.
Con respecto al nombre, esta escuela sólo ha querido hacer lo que han hecho otras como Bambi -que se convirtió en Landazuri- o Ursulinas -ahora conocida como Urkide-, por poner solo dos ejemplos. La escuela del Casco Viejo creyó, acaso inocentemente, que podía decidir sobre su nombre como lo han hecho esas otras escuelas. El consejo escolar, máximo órgano de una escuela pública (formado por madres, padres , profesorado, conserje y representante del Ayuntamiento) decidió por gran mayoría hace más de dos años que quería llamarse Escuela Gasteiz, puesto que está situada en la cumbre de la colina que dio nombre a la ciudad.
Con el cambio de nombre quería reflejar la enorme transformación vivida en el centro, que ha pasado en sólo 8 años de ser una escuela guetizada de modelo A con 45 alumnos, abandonada por las instituciones, a ser una verdadera escuela de barrio, de modelo D, con 175 alumnos, todo gracias al esfuerzo y a la ilusión del conjunto de su comunidad escolar. Por otra parte, el nombre Gasteiz refleja el enraizamiento que esta escuela tiene en el barrio donde está situada y la relación de colaboración con ese entorno cercano. Ni más ni menos. No es difícil de comprender.
La dirección se asesoró y llevó a cabo los trámites necesarios para el cambio de nombre según la legalidad vigente. Pero no nos lo permiten. Otros tendrán que explicar ahora qué fuerzas impiden a esta escuela lo que tan normal ha resultado para otras. Desde luego, nosotros no nos lo podíamos ni imaginar.
Terminamos este texto renovando nuestra invitación a que vengan a visitarnos. Estaremos de verdad encantados de compartir nuestra experiencia con todos.
Amelia Barquin
Claustro de profesores y Ampa de la Escuela Gasteiz-Ramón Bajo
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