Sabin era una persona comprometida. En demasiadas ocasiones vamos y venimos por la vida y si llueve nos mojamos. Sabin Intxaurraga siempre supo por dónde caminaba. Las certezas que exponía se las ofrecía el amplio catálogo de compromisos que tenía. Con las personas, con su país, con su cultura, con la igualdad, con la justicia… En estos momentos de aflicción y tristeza, entre tantas sensaciones… tan vitales y reales aún, pienso que Sabin era, sobre cualquier otra cosa, un euskaltzale militante, un abertzale convencido y un demócrata practicante.
Tuvo un compromiso político con su país desde unos valores que hoy pueden parecer periclitados y que están más vigentes que nunca, ante tanta acción pública vacía de contenidos y presentada como cambios definitivos. Sabin fue una persona, un político, de los que te miran a la cara, a los ojos, cuando se dirigen a ti. Amaba la naturaleza. No podré olvidar los huevos fritos con txistorra que compartimos en el refugio Arraba, en las estribaciones del Gobeia, junto a Javier e Inma, sus responsables. Las nieblas de este monte mítico para los vascos fueron siempre sus compañeras y la naturaleza fuente de su inspiración.
Fue un honor trabajar junto a él. Sabin nos convencía de la urgente necesidad de luchar contra los gases causantes del efecto invernadero cuando otros ponían en permanente duda el cambio climático. Participó activamente en la cumbre del año 2002 en Johannesburgo y logró que se reconociera el papel de las regiones en el mundo como agentes activos en la lucha contra el cambio climático, dado el escaso compromiso que los Estados estaban dispuestos a asumir. De hecho fue nombrado, con todo merecimiento, miembro del comité ejecutivo de la Red de Regiones por el Desarrollo Sostenible que se constituyó en aquella cumbre organizada por Naciones Unidas.
Desde el Gobierno también nos alertó de que es necesario generar riqueza, empleo y bienestar, pero que el crecimiento económico y la actividad industrial no pueden ser ajenos a la sostenibilidad de nuestros recursos medioambientales.
Honesto y convincente, con el mismo entusiasmo que hablaba del medio ambiente exponía sus reflexiones económicas o políticas. Era un vasco cabal… de raza, que nunca tuvo duda alguna de que Euskadi es la patria de los vascos y que somos una nación. Y siempre expresó sus ideas de forma democrática. Deberemos ser lo que democráticamente queramos ser. Un gran euskaltzale, un abertzale con raíces y un demócrata de convicción. Un patriota… Una persona que, sin duda alguna, las nieblas del Gorbeia echarán a menudo en falta.
Sabin agur eta ohore.