gasteiz ya es la nueva Capital Verde Europea 2012. Enhorabuena, tanto a nuestros munícipes como a toda la población. Pero para que lo sea de verdad, y no sólo una imagen con rédito político que vender -fuera y dentro- hay que apostillar algunas cosas.

Se nos está vendiendo lo verde como una imagen casi corporativa, llevando como bandera el Anillo Verde o los metros cuadrados de zonas ajardinadas de la ciudad. Un lujazo, sin duda, pero un lujo que no debía serlo. Porque todavía hay que completar dicho Anillo Verde, hay que perder zonas ajardinadas en favor del ladrillo y hay que mantener en óptimas condiciones nuestros parques y arbolado urbano -algo relativamente sencillo si se aplicara la buena normativa ya existente- y hay que separar la red de riego de la red de agua para consumo humano.

Y, ¿para cuándo una extensa red de huertos urbanos que nos vaya acercando hacia la tan necesaria en todo el mundo soberanía alimentaria a través de la producción local? ¿Por qué no plantar en nuestras calles o plazas árboles y arbustos que acompañen con producción a esos huertos?

Entre las medidas para reducir las emisiones de CO2 proponen la utilización del vehículo eléctrico. Pero, ¿qué tienen de ecológico estos vehículos si la electricidad que precisan es generada por una central nuclear o por una térmica de ciclo combinado que usa como combustible fuel o carbón? Habría que apostar decididamente por las energías renovables con un proceso de producción lo más local posible.

En una ciudad como la nuestra, en la que casi la mitad de la población dice hacer uso diario del coche y en la que casi en la mitad de los hogares hay más de un coche, ¿no sería lo primero lograr verdaderamente un uso responsable de los vehículos privados? Algo que parece se está comenzando a lograr con el Plan de Movilidad Sostenible. En muchas calles deberían crearse los carriles coche, liberando para ciclistas y peatones un espacio urbano que debiera ser suyo y habría que ampliar el servicio de préstamo de bicis, tanto en horarios como en extensión de los puntos de préstamo/devolución.

Personalmente creo es obsceno hablar de sostenibilidad y querer volver al modelo del ladrillo y las grandes obras e infraestructuras. No me parece defendible el pedir que se siga construyendo al sur de la ciudad, cuando lo que habría que lograr en esa zona es la creación del Parque Natural de los Montes de Vitoria con sus 6.171 hectáreas y la limpieza de las graveras de Lasarte, que ahora no son más que una escombrera; sobre todo cuando tenemos tantos pisos vacíos (se habla de más de 12.000). Tampoco me parece adecuada una estación de autobuses como la proyectada en el parque de Arriaga, máxime cuando se saca del centro para acoplarla a la obra del TAV. Como tampoco me parece necesaria ni defendible una obra faraónica como el centro de congresos y exposiciones, que además de cara, va a estar -por sus propias características- infrautilizada desde el primer día.

Verde, eco-lógico y sostenible pueden ir de la mano, pero sólo si trabajamos de verdad por mejorar en todos los aspectos las condiciones de vida de quienes vivimos en Vitoria-Gasteiz y apostar por lo local antes de hacer las cosas con el objetivo de que nos vean desde fuera y nos visiten, como parece que en ocasiones se hace todo.

Zuriñe Martínez Baztan

Socia de la cooperativa de soberanía alimentaria Bidezko Bidean, de la asociación alavesa de agricultura ecológica Bionekazaritza y del grupo por el decrecimiento Deshazkundea-Gasteiz, en respuesta a "La Pregunta a los lectores" de DNA