Escribo estas líneas el mismo día que se cumple el centenario del nacimiento de Miguel Hernández y repasando la obra del malogrado poeta que afirmaba en su estancia en la cárcel que tenía en su cabeza un parque zoológico o mejor una casa de fieras, me he fijado en el título de una de sus obras que quizás no ha tenido demasiada aceptación y me estoy refiriendo al auto sacramental "Quién te ha visto y quién te ve" y por esa idea de asociacionismo he pensado en nuestra ciudad: Vitoria Gasteiz. Porque no son pocos los habitantes de la capital de Euskadi de que esta no es lo que era hace unos lustros y que no es sólo culpa de la crisis sino también debido a la poca eficacia de quienes rigen instituciones en distintos ámbitos de competencia.

Tanto salir como entrar en la ciudad fundamentalmente si se hace en servicios públicos da una impresión lamentable. Tenemos una estación de ferrocarril impropia a todas luces de lo que se merece una urbe actual con la importancia de Gasteiz. La de autobuses mejor ni hablar porque no deja de ser un hangar con varias ventanillas con un montón de autobuses a un lado y otro que se aglomeran a uno y otro lado y se las ven y desean para poder estacionarse de una forma mínimamente cómoda. Uniéndose a ello una megafonía que atruena y hace que resuene de forma estruendosa para quienes viven en las cercanías fundamentalmente. Desde su actual ubicación los autobuses tardan un montón en ponerse en la carretera y no digamos la entrada en la ciudad que debe sobrepasarla en varios kilómetros para llegar a la parada. El aeropuerto de Foronda, carente casi de vuelos por falta de viajeros, es un triste remedo de lo que se pretendía, y es que Bilbao es mucho Bilbao, el transporte de mercancías es lo único que parece tener cierto despegue. Con permiso de Zaragoza.

En cuanto al casco urbano son infinitas las chapuzas callejeras que nos ocupan, vallas por un lado y por otro, obras, trazado de líneas, está la ciudad siempre levantada y lo que te rondaré porque no es sólo que surjan nuevas iniciativas es que alguna de las anteriores como el tranvía, estropean las calles (díganselo a los vecinos de General Álava especialmente) y no hay ninguna seguridad de que el próximo año se vuelva a las andadas. Las vías públicas aparecen ocupadas por diferente utillaje sin que en muchos casos se tenga el correspondiente permiso y en algún caso la correspondiente denuncia es un perjuicio para el denunciante por eso de extrañas convivencias? Las atenciones sociales no pasan por el mejor momento y los funcionarios municipales están con sus movilizaciones, las zonas peatonales en ocasiones son a modo de garajes o autovías según el menester.

En fin, recuerdo con nostalgia cómo hace unos lustros Vitoria estaba y era de otra manera y el ciudadano estaba más apegado a sus instituciones y el respaldo a las primeras espadas era casi unánime. También se recogían premios pero se salía mucho menos donde daban un canapé?

Fernando Semprún Romeo

Vitoria-Gasteiz