UNO de los problemas de la política económica del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero es tan simple como la incertidumbre que su propio gabinete es capaz de generar con una declaración extemporánea que apuntale la impresión -cierta o no- de que las decisiones parten más de la improvisación que de un análisis global y estratégico. Es lo que ha ocurrido con el tanteo que el fin de semana se marcó el ministro de Fomento, José Blanco, sugiriendo una posible subida de impuestos. El tema de fondo no es ninguna tontería y merecería un debate bastante más serio que una frase redonda de domingo de verano. Porque lo que el dirigente socialista plantea es una reflexión sobre el propio modelo de sociedad que queremos, lo que se suele definir muy gráficamente afirmando que no podemos pretender tener servicios públicos del norte de Europa pagando los impuestos del norte de África. La aseveración, además de descriptiva, pone sobre la mesa la disquisición entre lo público y lo privado, el futuro del estado de bienestar y un modelo social más justo y equitativo. El argumentario de Blanco cojea cuando se recuerdan los fangos en los que su Gobierno se ha ido empantanando. Porque sostener el binomio "mejores infraestructuras igual a más impuestos" estaría bien si el sistema en el que se incardinan esos gravámenes responde eficazmente a la progresividad. Y en este ámbito, el gabinete de Rodríguez Zapatero no puede presumir demasiado, tras inventarse ayudas como los famosos 400 euros del IRPF o los 2.500 euros del cheque-bebé. Tampoco resulta de justicia defender ese binomio sin tener en cuenta que el 75% de la recaudación del IRPF en el Estado corresponde a las rentas de trabajadores y pensionistas o airear el nivel de presión fiscal en España sin relacionarlo con el sueldo medio. Ni se puede soslayar que la afirmación del ministro precedía a una reunión, luego desconvocada, del presidente con las principales constructoras, ahogadas por la crisis y por el recorte de gasto del Ejecutivo y a las que Zapatero y Blanco han prometido recientemente abrir el grifo por valor de 500 millones de euros. Ayer, la ministra de Economía, Elena Salgado, descartó una subida impositiva tras reunirse con Blanco y volvió a sacar a pasear la promesa de "pequeño ajuste para favorecer la equidad", es decir, dirigido a las rentas altas. Ya veremos.
- Multimedia
- Servicios
- Participación