El llamado primer mundo está atravesando una severa crisis económica. Los sistemas financieros, de gran parte del planeta, se han visto seriamente afectados, lo cual ha llevado a un estrangulamiento del desarrollo. Las pujantes economías mundiales se han visto abocadas a un callejón oscuro. El paro se ha instalado en el seno de la sociedad golpeando principalmente a las familias más humildes. La desesperación de algunos ciudadanos les ha llevado a protagonizar capítulos desagradables. La falta de recursos, en algunos casos, ha servido como argumento para atravesar la línea del respeto a lo ajeno. El aumento de la delincuencia es uno de los efectos más perniciosos que la pobreza acarrea.
La repercusión que la crisis tiene en países en vías de desarrollo es relativa ya que el índice de pobreza es tan bajo que apenas la población se resiente. Es el caso de Ruanda, que a pesar de la inestabilidad económica mundial, el pasado año su PIB fue de un 5,5%. Un crecimiento que se forja en la violación de los derechos humanos. Ruanda posee yacimientos de coltán. Un mineral que a muchos apenas les "sonará", pero que es la base para la fabricación de teléfonos móviles, ordenadores y misiles. Para la extracción del coltán se emplean niños sin que las autorides pongan ningún reparo. Al contrario, la pobreza a que la población está sometida hace obligado que las familias manden a sus hijos a trabajar sin alcanzar una edad adecuada para una labor tan dura como es trabajo en una mina.
Queda suficientemente claro que los ciudadanos de los países desarrollados estamos contribuyendo a la explotación de seres humanos indefensos. Un instrumento tan habitual que se utiliza a diario, cada momento, como es un teléfono móvil es fruto del trabajo de unos niños que no tendrán futuro. Ruanda es un ejemplo de los muchos países de África que llorán en silencio. Lloran por lo invisibles que son para la otra parte del mundo. Lloran cuando ven a los políticos demagogos abrazarse a las banderas de la solidaridad sin mover un dedo contra los sistemas de gobierno corruptos. Permiten que los niños sean explotados para poder así continuar viviendo con una calidad de vida envidiable.
España dará este año un tijeretazo a la ayuda al desarrollo. Más de 800 millones de euros no irán a parar a los países más necesitados. Unos países en los que sus dirigentes corruptos son tratados por algunos estados de manera "pastelera". Angola, Congo, Liberia, Sierra Leona son algunos países en el que sus dirigentes no tienen el ADN de los humanos. Son las bestias del siglo XXI.