Dice un viejo refrán español zapatero a tus zapatos. Sin embargo, este zapatero de la Iglesia católica es capaz de hablar de lo divino y de lo humano. No será un profano como yo quien ponga en duda su capacidad para hablar sobre lo divino, pero que el señor Munilla se permita realizar semejante crítica al sistema educativo o es una torpeza provocada por la presencia de la consejera de Educación o, lo que sería peor, un desconocimiento total del mismo. Torpeza porque la práctica totalidad de esos centros perciben subvenciones del erario público, subvenciones que les podrían ayudar a superar ese fracaso escolar al que se refiere, a no ser que ese dinero se emplee en otras actividades para el que no está destinado, algo que confiamos que no sea así. Pero también es una torpeza porque está echando piedras sobre su propio tejado, pues como bien debería saber, en nuestra provincia existen numerosos colegios que dependen de las diferentes congregaciones religiosas de las que el señor Munilla es su último responsable, de manera que si el sistema educativo está fracasando alguna responsabilidad tendrá el señor Munilla, ¿o no?
Por otra parte, y en lo que al desconocimiento del sistema educativo se refiere, quiero recordarle a este señor que mientras en la etapa de la II República se ofertó educación para todos los ciudadanos, se fomentó la coeducación, se mejoró en la formación de los maestros, se elaboró un nuevo plan de estudios para acceder al Magisterio, se dotó al sistema de centros más modernos, de mayor número de profesores, programas, contenidos, métodos, etc., con la llegada de la dictadura franquista se vuelve ideológicamente a las cavernas (Educación XXI, n º 11, p 86). ¿Sabe el señor Munilla en manos de quién estuvo la enseñanza del Estado español en tiempos de la dictadura? ¿Conoce este señor cuántos maestros ejercían la profesión en los centros religiosos sin el título de Magisterio? ¿Se ha preocupado en informarse sobre los Planes de Estudios que se impartían en esta etapa de la que le estoy hablando? ¿Cuántas horas se dedicaban a las prácticas de enseñanza? ¿Y a las ciencias? ¿Y a las letras? ¿Y a la pedagogía? ¿Y a otras disciplinas entre las que se encontraban asignaturas como religión y moral, catecismo, doctrina cristiana o historia sagrada?
Señor Munilla, por favor, deje de juzgar continuamente a la sociedad y júzguense ustedes a sí mismos, que bastante tienen.