NADA más lejos de mi intención que frivolizar sobre una cuestión que nos hace sufrir a todos castigándonos directa o indirectamente. Nada más lejos de mi intención hurgar en una herida que, lejos de cerrarse, se diría que se abre cada día más.
Sin embargo, quisiera, a través de estas líneas, trasladar una idea que, a fuerza de rondar en mi cabeza, ha terminado por instalarse y afianzarse férreamente. Se trata de lo que yo llamo una tarea de "inteligencia emocional colectiva" a través de la cual toda la sociedad debe abandonar la idea de estar sumida en crisis alguna. Me explico, mediante esta idea quiero transmitir mi completo convencimiento de que solamente superaremos este negro episodio de la economía mundial si somos capaces de reconocer que la situación en la que vivimos no está sino inmersa en un nuevo orden de cosas y no una degradación de situaciones anteriores.
Quizá con un ejemplo pueda transmitir mejor mi planteamiento; no podremos plantearnos la reducción del nivel de desempleo (principal mal de la situación actual) si no aceptamos que el estado del bienestar actualmente tiene unos parámetros distintos de los que presentaba hace unos años y en el que la mayoría nos encontrábamos cómodos, habiendo conseguido hacernos un hueco con un elevado nivel de satisfacción. Claramente, ahora las cosas no son como eran antes, son de otra manera y no nos queda sino aceptarlo y adecuar nuestra vida al nuevo statu quo.
Esto no significa, en ningún caso, aceptar una situación insostenible de manera estoica, para nada, lo que se plantea es que nunca conseguiremos consolidar una sociedad que acoja dignamente a cuantos la componen si lo que pretendemos es volver a estados anteriores porque se nos antojan mejores o simplemente más cómodos o sencillos. Este esfuerzo es simplemente baldío y no llegaremos nunca a conseguir nuestros objetivos, generando frustración y desasosiego.
Nuestros pasos deberán estar encaminados en aceptar, por ejemplo, que la sociedad ha modificado los hábitos de consumo y deberemos construir, tomando como base este hecho y buscando soluciones que se muevan en estos nuevos niveles, en lugar de perdernos en intentos infructuosos por intentar potenciar su aumento intentando llegar a estados anteriores, simplemente esto no funciona.
Soy consciente de que lo que planteo es más fácil decirlo que poner en marcha instrumentos válidos que permitan demostrar su veracidad. Soy consciente también que probablemente, haya mucha gente que simplemente, lo considere una estupidez, acaso así lo sea, pero en caso de no serlo, deberíamos poner en marcha mecanismos que permitan contrastar la pocas nuevas ideas con que nos encontramos.
Bastaría que, a través de estas líneas alguien adoptara esta forma de pensamiento y estuviera dispuesto a adoptarla de manera compartida, alineando esfuerzos, para considerarla como una posible vía de solución.
Anton Itsarre