LA florida y sensual primavera ha fecundado la Tierra Madre que, en la noche de San Juan, nos envuelve en su misterio de vida, junto al fuego purificador de insectos dañinos y malas hierbas. Cuando el sol del nuevo día -iruzki saindia- nace en esta mañana y el rocío de la aurora brilla sobre los verdes campos, se rememoran y reviven costumbres y rituales que hunden sus raíces en remotos tiempos y tradiciones, celebrando la energía vital de esta noche y día míticos. El agua cristalina que brota en los manantiales de las entrañas maternales de la Tierra, alimentada por las copiosas lluvias primaverales, y el rocío mañanero curan las enfermedades y garantizan la buena salud a quienes los sienten en sus pies desnudos al salir el sol.

En medio de los variados y multicolores rituales y celebraciones de la fiesta del solsticio de verano, emerge la mítica figura de San Juan, profeta de la liberación, protector contra la opresión de los poderosos y anuncio purificador de injusticias para una Tierra de amistad y solidaridad. Por eso en muchos lugares de Euskal Herria le invocan cantando: San Juan bagilla, denborra ederra.Gariak ta artoak gorde. Lapurrik bez, besterik bez. Badagoz be, erre. Gora San Juan, bier da San Juan (San Juan de Junio, buen tiempo. Guarda maíces y trigos. No haya ladrones ni otros enemigos ¡Quémense si los hay! ¡Viva San Juan, mañana es San Juan!).

Cuando el sistema capitalista, depredador y asesino de tantas hijas e hijos de la Tierra, traficante y mercader del planeta -casa de toda la humanidad- trata rehacer su poderío dominante y destructor de pueblos y personas, recurre, como siempre lo ha hecho, al hundimiento de masas en la pobreza, en el hambre y la miseria. Aliados y sometidos a la hegemonía del capital, también los estados, conquistadores de territorios, olvidan que cada Pueblo -como Euskal Herria- es hijo de su propia Tierra en la que nació, construyó su identidad y continúa vivo a pesar de invasiones y expoliaciones.

Frente a estas amenazas económicas, ecológicas, políticas y también eclesiásticas la noche de San Juan es un símbolo radicalmente subversivo y liberador de nuestra Ama Lur. Las hogueras nocturnas son fuego que quema todas las hierbas venenosas de sumisión y genera saltos de libertad. El agua mañanera de este día hará fructificar muy pronto sus semillas en nuestra Tierra y el sol de San Juan brillará también en la insumisión franciscana de Joxe Arregi, como palabra evangélica ante quien se obceca en las tinieblas de la censura y pretende anular la brisa liberadora que desciende desde las montañas y santuario de Arantzazu .

En esta fiesta el clamor de Ama Lur es, ante todo en estos días, viento de libertad reivindicativa contra recortes y ajustes económicos que perjudican a los más débiles. Las canciones, ritos y tradiciones de esta noche resuenan, en medio de una sociedad agredida por un productivismo que quiere reducirla a objeto de mercado y consumo, como eco del latido del corazón de nuestra Ama Lur que nos acoge, envuelve, protege y da vida a toda vida. Y Mari, diosa protectora, cruza nuestra Tierra y cielos alentando la defensa y la lucha contra quienes tratan de expoliarla y reducirla a tumba de miseria y deshecho para servir de abono para sus excluyentes beneficios, y a máquina devastadora de recursos que puedan manejar para sus intereses financieros. Como un irrintzi de libertad, reivindica su derecho a decidir, su independencia, la identidad irrenunciable de las hijas e hijos de Ama Lur. Y se oye en las más lejanas cárceles de los estados reclamando el respeto a sus derechos conculcados y su regreso a Euskal Herria. La danza y la fiesta llegan hasta los hijos e hijas más alejados envolviéndolos en esta mítica noche en un abrazo solidario que les conducirá a una luminosa mañana de libertad. Mantiene viva la energía indomable para buscar y luchar contra tantos insectos depredadores que enconan el conflicto político y rechazan la búsqueda honesta, lúcida y justa de auténticas soluciones, desde el respeto de los derechos personales y colectivos. Anuncia, al comienzo de este verano, pasos decisivos en momentos cruciales en el camino de una paz desde la justicia.

En definitiva, esta noche y día son afirmación de la dignidad de la Tierra, en la que todas y todos somos vida y relación, contra todo tipo de agresiones. Es una respuesta y una apuesta convencidas por la construcción de una nueva sociedad y orden mundial que asegure, para el presente y futuro, la visión compartida en cada Pueblo de valores básicos en la responsabilidad y ética universales, para "respetar la Tierra y la vida en toda su diversidad, cuidando la comunidad de la vida con entendimiento, compasión y amor; construyendo sociedades democráticas que sean justas, participativas, sostenibles, pacíficas; defendiendo el derecho de todos, sin discriminación?con especial atención a los derechos de los pueblos indígenas y las minorías".

Son reclamaciones de la llamada Primera Constitución Magna de la Tierra, elaborada por las Naciones Unidas, como declaración de principios, propuestas y aspiraciones para una sociedad mundial sostenible, solidaria, justa y pacífica en el siglo XXI. Deben ser el marco mayor de referencia en el que se elaboren todas las demás constituciones. Su conculcación será siempre un atentado a la Tierra y, por tanto, a la vida que ella es, nos envuelve y alimenta. Por eso cada Pueblo, Euskal Herria, estamos llamados a defender nuestra Ama Lur, en solidaridad profunda con todos los lugares y habitantes de nuestro planeta. Porque formamos una inmensa red de vida que nos religa, nos une en el mutuo respeto, en la solidaridad, en los derechos compartidos de todas y todos. Como respondió el jefe indio Seattle, del noroeste americano, al presidente norteamericano en 1854, que quería comprar las tierras de su Pueblo: "Sabemos que el hombre blanco no comprende nuestro modo de vida. Para él un lote de terreno es igual a otro? Trata su madre la Tierra y a su hermano el Cielo como cosas que se compran y se venden. Su voracidad arruinará la Tierra y dejará detrás de él sólo un desierto? Una cosa sabemos: que la Tierra no le pertenece al hombre. Es el hombre el que pertenece a la Tierra. Todas las cosas están relacionadas entre sí como la sangre que une a la familia? Lo que hiere a la Tierra hiere también a los hijos de la Tierra?".

Y en ese sentimiento íntimo de identidad con Ama Lur brota un espíritu nuevo, humano, ecológico y teológico, donde reconocemos el misterio de la vida, fuente de agua limpia en el fondo de cada ser, que nos impulsa a un cambio de mentalidad y de corazón que hagan posible la práctica de una ética de libertad y convivencia en nuestra casa común, iluminada por el sol que mañana volverá a nacer: bihar artio, Joanes! Zauri bihar muga onez.