En esta profunda depresión económica lo que menos le conviene a la sociedad es aumentar los impuestos. Elevar la presión fiscal, es decir, que paguemos la ronda los de siempre, para así corregir parte de los despilfarros del Gobierno de Zapatero, es una medida insultante para todos los ciudadanos. Sanear las cuentas del estado es un objetivo inaplazable, incluso la UE nos lo ha exigido, pero no es de justicia que seamos la clase media y baja quienes nos hagamos cargo del total de la factura.
Le ha tocado al recibo de la luz formar parte de la lista de instrumentos para esquilmarnos los bolsillos. El próximo día 1 de julio, no sólo tendremos que pagar más por lo mismo, el IVA se incrementa en dos puntos, también la factura eléctrica va ha experimentar un aumento importante de un 4% para los hogares. Un incremento que está por debajo de lo recomendado por la CNE (comisión nacional eléctrica) que indicaba un alza del 30% y así solucionar el déficit tarifario, es decir esta subida es el anticipo de lo que queda por llegar.
Estas medidas, que se van ha poner en marcha en breve, repercutirán de forma importante en el ya deteriorado consumo. Tampoco favorecerá la competitividad y engordará la lista del paro. Un ejemplo del significado de una luz cara lo podemos comprobar en unos grandes almacenes que han despedido a más de 6.000 empleados. Una manera y tal vez la única de amortiguar la cuantiosa factura eléctrica, algo muy significativo teniendo en cuenta el daño que puede hacer está nueva subida eléctrica a todo el conjunto de la economía.
Estamos ante un nuevo obstáculo para emerger del pozo en el que nos encontramos. Es necesario, casi imprescindible, emprender un nuevo rumbo. Quien está al frente del barco se encuentra incapaz de controlarlo, se halla desorientado y lejos por tanto de dominar el timón. Además ha perdido la brújula y va dando tumbos. Ha llegado el momento de un relevo democrático. Es necesario colocar las urnas para que los ciudadanos legitimemos los planes. La legislatura está agotada. Las elecciones es la alternativa más viable para avalar los proyectos que presenten las formaciones políticas a los ciudadanos.