EL próximo domingo 20 de junio tendrá lugar el día de las ikastolas de Araba. Este año será en Agurain, como es ya de sobra conocido. No es habitual que el presidente de Ikastolen Elkartea, hoy cooperativa europea de ikastolas, tome la palabra públicamente en los días precedentes a esta fiesta reivindicativa. Ocurre que el Araba Euskaraz de este año no es tampoco habitual.
Lo convierte en especial el hecho de que la entidad organizadora del evento, Lautada Ikastola, es un centro que acaba de integrarse en nuestro colectivo después de realizar internamente una transformación integral. La actual ikastola se ha creado sobre la base de lo que hasta final del curso 2008/09 fue el colegio de las monjas de la localidad, cuyo titular era la orden religiosa de las Hermanas de la Providencia de Gap.
En un proceso iniciado en el año 2008, madres y padres de dicho colegio constituyeron una cooperativa de usuarios, compró el edificio a las monjas, con la ayuda de nuestro colectivo, y se hizo con la titularidad de lo que a día de hoy es ya la ikastola de la Llanada alavesa, Lautada Ikastola.
Antes de la creación de esta ikastola, en Agurain se hallaba el colegio antedicho, ahora ya desaparecido, y la escuela pública Pedro Lope de Larrea.
Es necesario puntualizar asimismo que este centro público es el resultado de la fusión de la que fue anterior ikastola de Agurain, hasta su publificación en 1993, y la escuela pública Marcos Sagasti, adquiriendo finalmente el nombre de la primera: Pedro Lope de Larrea ikastola. Es decir que esta denominación se mantiene, aunque en la actualidad la titularidad de este centro corresponde a la Administración y por lo tanto no se halla orgánicamente ligado al colectivo de ikastolas.
No tiene nada que temer el centro Pedro Lope de Larrea. Lautada Ikastola no viene a competir, sino a compartir. Gana el conjunto de la ciudadanía de la zona. En un lugar en que el Euskara empieza a recuperarse gracias al empeño de la ciudadanía, los dos centros de la localidad escolarizan en el modelo euskaldun. Por otra parte, donde antes había un colegio titulado por una orden religiosa, ahora hay una ikastola promovida directamente por madres y padres de la localidad y colindantes. Es decir que quienes aprecian la iniciativa social, tienen motivos para estar satisfechos. Ya agotado el primer decenio del siglo XXI, cuando todo el mundo habla del individualismo dominante y de la recesión del compromiso social en general, comparativamente hablando con los tiempos en que comenzaron a surgir las ikastolas, van apareciendo focos ejemplares de ciudadanas y ciudadanos, en este caso en Agurain, dispuestos a tomarle el pulso a la iniciativa social.
No es el único caso. En Iparralde están naciendo ikastolas en los últimos años e incluso en Bizkaia, concretamente en la localidad de Etxebarri, tocando a Bilbao, acaba de crearse otra ikastola, Etxebarriko Ikastola, en esta ocasión partiendo de cero. Pero de ello tendremos ocasión de hablar, porque la experiencia merece un tratamiento propio, ciertamente.
El nacimiento de una ikastola en territorios como el conjunto de Iparralde, de Nafarroa Garaia, de Araba? donde el euskara pelea por salir a flote de una situación de aridez general, tiene un sentido especial para todos nosotros y permite recuperar cada año el contenido originario de las cinco grandes fiestas anuales de las ikastolas. Se da la circunstancia de que en la cita de mayo pasado la conjura del mal tiempo hizo que la asistencia habitualmente masiva al Herri Urrats de Senpere no haya sido tanta, con la consiguiente merma en la recaudación económica, crucial para las ikastolas de Seaska.
Menciono todas estas eventualidades para llamar la atención de los miles de euskaltzales que normalmente participan en nuestras fiestas, para poner en valor la importancia de sus aportaciones, de manera particular en las zonas donde la situación del euskara es la que ya he dicho. Para Lautada Ikastola la aportación económica del Araba Euskaraz es fundamental para hacer frente al pago de los abultados créditos utilizados en la compra a las monjas del edificio de lo que es ahora la ikastola, así como la mejora general de las instalación escolar.
Todo ello convierte en especial el Araba Euskaraz de este año. Pero no quisiera pasar por alto la vertiginosa velocidad y la calidad de los cambios operados en el proceso de transformación del centro escolar desde su identidad anterior a la actual ikastola. El esfuerzo que están realizando y la eficacia que están manifestando las familias, y de manera especial el cuerpo de profesionales de la ikastola, sólo es explicable desde la ilusión, la convicción, la determinación que están poniendo ante el reto asumido.
El proceso de homologación a los estándares de calidad de las ikastolas veteranas está siendo ejemplar. Es una apreciación general entre los profesionales que observan la evolución del centro desde la atalaya de nuestra organización. Las familias del área de referencia de Lautada pueden estar seguras de que tienen a su disposición un excelente proyecto educativo, una ikastola en toda regla.
El Araba Euskaraz de este año tiene que ser necesariamente un éxito. Lautada requiere proyectarse y de paso proyectar Agurain, la localidad en que se halla ubicada. El Araba Euskaraz es una excelente ocasión. Así lo han entendido los cientos de aguraindarras, así como vecinas y vecinos en general de la zona, que se han implicado ya en diferentes actividades ligadas a la fiesta.
La ikastola no limita su actividad al interior de las aulas. Como proyecto social se abre a la sociedad que le rodea. El beneficio ha de ser mutuo, el de la ikastola y el del entorno en que se ubica. También ha de ser así en esta ocasión. Apoyémosles. Se lo merecen.