El pasado 12 marzo, en el establecimiento splaff de un centro comercial de Vitoria-Gasteiz, estábamos mi esposa, un bebé de ocho meses y un servidor realizando unas compras cuando nos quedamos literalmente helados. En el interior del establecimiento estaban a 8ºC, ya que no disponen de calefacción, tal y como la propia tienda reconoce en la hoja de reclamaciones que presenté. Resulta increíble que en 2010 y en Vitoria pueda operar un comercio con licencia de actividad sometiendo a sus clientes a dichas temperaturas, lo que pone de manifiesto el poco respeto que muestran por ellos y por sus empleados, que deben soportar toda una jornada laboral bajo temperaturas inadmisibles.