todavía no sabemos, oficialmente, quién está detrás de la petición de retirada del libro de José Antonio Pagola de las librerías. No importa; el libro se sigue vendiendo y continúa haciendo mucho bien a quienes se acercan a leerlo. Miro hacia atrás y ¿qué queda de todo este desgraciado asunto tras la polémica en torno a Jesús. Aproximación histórica? De todas las cosas buenas que permanecen después de todo lo que ha llovido, hay una que me parece necesario destacar por la importancia que intuyo para el propio mensaje evangélico. Por encima de que este libro tenga una inclinación histórica o cristológica, rezuma todo él buen vino para odres nuevos. Me explico.

Los católicos llevamos demasiado tiempo centrados sobremanera en la vertiente redentora de Dios hecho hombre entre nosotros. Muchas décadas llevamos insistiendo en el Pecado Original y en que la muerte de Cristo a manos de los hombres era necesaria para nuestra salvación; para algunos, incluso Dios quiso morir en la Cruz para expiar nuestros pecados, en lugar de que murió por ser radicalmente fiel a su mensaje, a pesar de que ello le ocasionase una muerte tan ignominiosa. Que son dos cosas diferentes.

Este acento constante sobre la expiación de los pecados, la culpa y la liberación por medio de su muerte nos ha hecho olvidar, o al menos dejar en un segundo plano, el mensaje que Jesucristo no se cansó de propalar a los cuatro vientos; su Buena Nueva, su radical apuesta por implantar su Reino, es decir, el amor, la misericordia, el perdón, la justicia, la solidaridad, el hermanamiento?

Pues bien, Pagola ha tenido el mérito de dibujarnos a un Jesús de Nazareth histórico enraizado en las mejores prácticas bíblicas. No es el primer libro de sus características que ha pasado la censura eclesiástica. Entonces, ¿por qué este revuelo inquisidor precisamente con el Jesús histórico de Pagola? En mi opinión, y después de haber leído el libro dos veces, el problema no está en el libro; por si hubiese dudas, ahí quedó el nihil obstat de su obispo. No. El problema que ha estado a punto de acabar con el mensajero está en quienes se han sentido muy incómodos con el mensaje del libro; una incomodidad transparente que viene de las exigencias y las flaquezas humanas a la hora de implantar el Reino entre nosotros, labor que suele demandar la reinterpretación de los legalismos, la denuncia profética, la importancia capital de la misericordia, la valentía de trabajar a contracorriente por amor, el desapego por el poder mundano o la cercanía con los más desfavorecidos y vituperados socialmente, aunque resulte política y religiosamente incorrecto.

En el fondo de todo, es lo que creo que nos dice el Jesús de Pagola; pero como lo ha dicho con una originalidad llena de mérito y ventas, algunos se han rasgado las vestiduras al tiempo que reivindican el vino nuevo en odres viejos? en el santo nombre del Evangelio.

Gabriel Mª Otalora