Gobernar una ciudad es algo suficientemente importante, que va más allá de la política. Las calles, los edificios, el transporte público, los agentes locales, no tienen ideología, forman parte de la ciudad. Los responsables políticos, los cuales hemos elegido democráticamente, tienen el deber y la obligación de mantener la ciudad en unas condiciones aceptables y además garantizar el funcionamiento de los servicios que se prestan al ciudadano. Para que esto pueda llevarse a cabo ha de haber un proyecto estratégico de ciudad. Un proyecto que en Vitoria no estamos viendo por ninguna parte.
El señor alcalde, Patxi Lazcoz, no parece haber entendido qué significa ser alcalde. No está demostrando tener unos planes para esta ciudad. Lo demuestra cada día que pasa. Ahora le ha tocado al edificio que acoge el Hospital Santiago. Un día dice que se va a derribar parte del edificio. Al día siguiente que no, que ya se verá. Un día habla de cubrir el centro de Vitoria. Al día siguiente que no va a ser posible, pero se ha gastado 35.000 euros en su diseño virtual. Anuncia un día que la estación de autobuses, que se proyecta para la ciudad va a ser intermodal, pero luego se desdice porque va a suponer un gran coste y es inasumible.
Este es el resultado de las continuas improvisaciones que no deberían surgir. Alguien que aspira a liderar la ciudad debe presentar un proyecto de ciudad. Tenemos derecho a saber en qué términos se va a desarrollar el lugar donde vivimos. Los políticos están para resolver todos aquellos problemas que surgen no para generarlos. En nuestra ciudad parece que no sólo se han creado problemas sino que desde el gobierno de la ciudad se ha fomentado discrepancias importantes entre los ciudadanos. Esto es fruto de que no existe una visión clara de futuro. Necesitamos que se instale la cordura y la racionalidad en la capital de Euskadi. Dos virtudes que para algunos son desconocidas.