La necesidad de mover los viejosestándares establecidos requiere de personas inquietas, capaces de serpersistentes y de plantear modelos alternativos; y más aún, no sólocapaces de plantearlos sino de hacerlos realidad.

En tiemposde crisis, cuando todo el mercado se contrae, cuando el ahorro seincrementa y todos se refugian en los cuarteles de invierno, es elmomento en el que los inquietos emergen y rompen las estructurasestablecidas, proponiendo y creando empresas alternativas en nichos demercado en los que hasta ahora no había nada.

Moverse rápido,buscar los huecos entre los sistemas y mercados existentes, combinarlosy abrir nuevos espacios de oportunidad, meter cuñas y revolucionar laforma en la se han hecho las cosas hasta el momento… he aquí la laborfundamental de estos inquietos iluminados.

Necesitamos deestas personas. Hoy en día tenemos la juventud más formada de lahistoria, una juventud a la que le ha pillado la crisis, que noencuentra oportunidades para obtener su primer empleo y desarrollarseprofesionalmente, una juventud que pide soluciones, pero, ¿es unajuventud inquieta, una juventud capaz de moverse rápido, de abrirhuecos, de crear nuevos negocios, de emprender de verdad? O, por elcontrario, ¿es una juventud que espera a que les solucionen susproblemas? Los sistemas establecidos y las reglas del juego impiden ofacilitan la emergencia de oportunidades, acaso permiten cambios, sonfáciles de innovar; o más bien piden que se innove pero al mismo tiemposon incapaces de autoinnovarse.

A veces a las personas queintentan romper con lo establecido, que exploran, se mueven, abrennuevos espacios de oportunidad, se les llama iluminados o ilusos,simplemente porque han sido capaces de ver la luz entre los viejosmuros y han tenido la osadía de ilusionarse con las nuevasoportunidades. Precisamente lo que necesitamos son personas quetrabajen desde la i, la i de Inquieto, de Iluminado y deIlusionado, personas capaces y formadas, que asuman riesgos yperseveren en sus propósitos para hacer de los sueños realidad.

Necesitamosque la juventud se rebele, salga de su letargo, reivindique su espacioy cree nuevos negocios que regeneren nuestro modelo productivo. Quecree una nueva economía más sostenible, y que por sostenible seentienda que tiene capacidad de transformarse de forma rápida, notraumática, coevolucionando, es decir construyendo de forma conjunta,influyendo en el sistema y adaptándose a los cambios, como una entidadresponsiva compleja, capaz de dar respuestas diferentes en función delos múltiples factores que influyen en su desarrollo, con capacidadpara dar soluciones innovadoras a las nuevas situaciones que sepresenten y también de ser proactiva.

Una verdadera revoluciónsocial, miles de jóvenes desarrollando actividades económicas ysociales hasta ahora desconocidas, ni siquiera soñadas. Ilusioneshechas realidad a la luz de los sueños de personas inquietas que creanfuturo. Un futuro mejor a la medida de una nueva sociedad sostenible.