el pasado 4 de febrero, a las 7.00 horas de la mañana (13.00 horas peninsular), el presidente del Gobierno español participaba en el hotel Hilton de Washington en el Desayuno de Oración que se celebra cada año el primer jueves de dicho mes. Citó una pasaje del Antiguo Testamento que la Vulgata denominó Deuteronomio, recogiendo la terminología griega y que en al ámbito judío es el Tanaj. Recogió un pasaje de la Segunda Ley ubicado en el Código, artículos 12 a 26, en concreto el 24. El Desayuno, nacido en la Gran Depresión en 1932, fue muy potenciado como ámbito de contactos interpartidistas en 1953 por el presidente Eisenhower. El ámbito de los contactos se fue extendiendo. El presidente de Gobierno español aprovechó la ocasión para hablar de España como país económicamente fiable y cumplidor.

A las 9.00 (hora peninsular) el presidente del Banco Santander, sucesor en el cargo de su padre Emilio Botín Sanz de Sautuola, ilustraba su afán de minimizar las dificultades económicas en comparación con Grecia, señalando la distancia del Real Madrid con el Alcoyano que, según dijo, no sabía en qué división está, si en Segunda o en Tercera. Está en Segunda B y le ha enviado por mensajero el carnet de socio de honor.

A las 14.30 horas, todo el mismo día, el presidente del Banco Central Europeo daba una rueda de prensa tras el Consejo del citado organismo, en la que leía nueve folios y respondía durante una hora a la prensa internacional acreditada con su afamada hondura técnica, ésta vez algo más enérgico, contundente e imperativo, sin llegar, con su proverbial elegancia en las formas a lo amenazador. Dejó claros deberes comunes que han de cumplir igualmente equipos que en opinión de Emilio Botín tanto distan, aunque luego el Alcorcón eliminara al Real Madrid a doble partido.

Los deberes a hacer para aprobar el examen que señaló Trichet son: ajuste fiscal para nivelar los efectos de una deuda pública disparada, profundo y verosímil saneamiento del sistema financiero, reformas estructurales, corrección de la burbuja inmobiliaria y creación de nuevas líneas de trabajo no monopolizadas en el ladrillo y los servicios. Se puede decir más alto pero no más claro. Aunque late en las admirables palabras de Trichet, personalmente, con toda modestia, me parece que se hace preciso explicitar no sólo el ajuste de la burbuja inmobiliaria y el saneamiento real del sistema financiero, sino de todo el sistema productivo: construcción, energía, agricultura con un desfase de precios en origen y destino y racionalización de la producción, telecomunicaciones, una visión de largo plazo de los transportes, medios de comunicación?

Desde la dramática reconversión del 73, entre fondos FEDER, pelotazos, entrada jurídica en Europa y ladrillo, se ha ido viviendo con una alegría corta de miras. Ahora, con la pierna fracturada e infectada, hay dos opciones: unas buenas palabras y un parchecito que se cae en horas, con lo que llegará un día no lejano en que la gangrena obligue a la amputación quirúrgica, o un tratamiento serio, muy serio, lo cual siempre es duro, sacrificado y penoso. Yo estoy dispuesto al más duro de los sacrificios y no quiero que me engañen ni a mí ni a mis conciudadanos. El empleo no llueve del cielo. Es la natural y feliz consecuencia de unos deberes bien hechos. O volviendo a los ejemplos deportivos y médicos, dé una buena medicina y una seria rehabilitación sin omitir un solo ejercicio. Aunque duela.

Carlos Matellanes