Parece que el capitalismo sólo se puede salvar si se carga sobre las espaldas del trabajador en forma de abaratar el despido, retrasar la edad de jubilación, aumentar el periodo de cotización o asumir el incremento del paro. Ahora que la banca está salvada, que las grandes empresas vuelven a tener beneficios, el capitalismo ha vuelto para quedarse y lo hace con el concurso del presidente del Gobierno.

Nos dice Zapatero que no hay otros caminos ni otras soluciones. Se refugia el presidente en la pasividad de la ciudadanía de izquierdas que, harta de la política, cree -como el avestruz- que si no ve y no oye la cosa no va con ella, pero si un partido de izquierdas no es capaz de realizar las transformaciones políticas de fondo, ¿qué podemos esperar si vuelve a gobernar la derecha?