La Historia recordará Copenhague como uno de los hitos que prepararon la crisis global que estamos gestando. Como el estrepitoso fracaso de las múltiples reuniones ante la crisis económica, las de la alimentación o los convenios de paz ante conflictos bélicos en distintas partes del mundo, la reunión del clima en Copenhague ha puesto al desnudo la incapacidad de la sociedad -no sólo algunos dirigentes elegidos por ella-, para hacer frente a los más catastróficos problemas de nuestra era. "Después de mí el diluvio", ha venido a decir la comunidad internacional, repitiendo de hecho la frase de Luis XV, poco antes de la destrucción catastrófica del Antiguo Régimen. Tampoco el rey francés supo hacer una transición adecuada a un mundo "que ha cambiado, y debemos cambiar con él", según reconoció Obama en su discurso inaugural, pero sin hacer después otra cosa que presentar parches ridículamente insuficientes.