Cuando la tele y el No-Do eran en blanco y negro, el público tenía muy claro que en la realidad también estaban los grises, motivo más que suficiente para poner en guardia los cinco sentidos y hasta el sentido común, para no creerse todo lo que veía en la pantalla. Pero la llegada del color otorgó verosimilitud a las imágenes, haciendo del accidente algo esencial a la incauta conciencia que por naturaleza ofrece contumaz resistencia a la propaganda. Así es como hoy no se distingue entre la versión oficial y la verdad. A lo sumo, se aprecian diferencias entre versiones oficiales, todas ellas cortadas por el mismo patrón, quien sabe si por la misma agencia.

El lavado de cerebro, es de tal magnitud que, en una población que se confiesa incrédula ante la religión, escéptica ante la ciencia, desengañada de las instituciones, la fe en el sistema, hace a todos comulgar con ideas tan absurdas como que Bin Laden es el mayor enemigo de Occidente; que en Somalia hay piratas que atacan a nuestros pacíficos marineros que van a tan lejanas aguas a pescar por el bien de todos; que nuestras tropas están en Afganistán para salvaguardar la paz, y la libertad; que las oenegés son inocentes organizaciones caritativas motivo por el que se han convertido en objeto continuo de ataques y secuestros; que Obama es mejor que Bush; que hay una crisis económica tremenda que requiere de todo nuestro desinteresado sacrificio, tan tremenda como la gripe A; que Irán no tiene derecho a poseer la bomba atómica; que las bases yanquis en Europa y la Sexta Flota en el Mediterráneo están para protegernos porque somos aliados; que el dinero vale nuestro trabajo; que la radiación del móvil es inocua; que se ha de ayudar a la industria del automóvil; que todos somos iguales ante la Ley; que las subvenciones públicas están para ayudar; que Europa acoge inmigrantes; que España es solidaria; que hay libre-mercado donde rige la ley de la oferta y la demanda en libre competencia; que los políticos nos representan; que es necesario trabajar ocho horas diarias; que han subido las hipotecas; que ha bajado la inflación; que la liberación de la mujer consiste en trabajar fuera de casa, conducir un coche, fumar, maquillarse e ir a la última moda; que el Ministerio de Salud vela por la calidad de los alimentos de supermercado; que los productos transgénicos son sanos; que nuestros jóvenes van al colegio para recibir educación; que a la cárcel van los malos; que es bueno reciclar; que el coche nos hace libres; que jugar a la lotería es una tradición; que el fútbol es deporte; que el deporte es salud; que las marcas garantizan calidad; que los partidos son imprescindibles para la democracia; que la anarquía es caos; que escuchando los medios de comunicación… uno está informado.

Nicola Lococo