EL tranvía de Vitoria ha cumplido un año. Los datos que ayer ofrecieron sus responsables muestran claramente que este medio de transporte ha cumplido con éxito el inicio del largo trayecto que le espera en los próximos años: 4,5 millones de usuarios, una puntualidad del 97,4%, 74.500 tarjetas BAT expedidas en las oficinas, los ciudadanos le dan una puntuación de 7,73, el día 17 de diciembre se batió el récord de pasajeros (26.422), una media de 20.000 viajeros el pasado mes de noviembre... Sin embargo, esta pieza clave del Plan de Movilidad Sostenible no fue bien recibida en un primer momento, y no sólo por parte de la ciudadanía, sino también por personas de notable influencia en la capital alavesa, como el ex presidente del Consejo Social. El tiempo ha demostrado que el tranvía es hoy por hoy el mejor medio de transporte de la ciudad, pero tendrán que pasar aún unos meses hasta comprobar de qué manera se imbrica con la reciente revolución de las líneas de Tuvisa y hasta qué punto los ciudadanos se acostumbran a los transbordos, una mecánica más habitual en grandes capitales que en medianas como la nuestra.

Pasados los parabienes, conviene no olvidar que quedan materias pendientes relacionadas con el tranvía en las agendas de los responsables políticos: aunque las cifras de accidentes sean menores que las que registró Bilbao cuando puso en marcha su tranvía, es necesario mantener la tensión informativa entre los vitorianos para evitar males mayores; la llegada a la Universidad debe dejarse en manos de los técnicos, quienes decidirán si el trazado por la Avenida, vía Mendizorroza, es mejor o peor que el que se ideó en un primer momento, es decir, por Las Trianas hacia Adurza; la conexión con los polígonos industriales tiene que ser tan prioritaria como la unión Este-Oeste, Salburua-Zabalgana, si no flaco favor le haremos a la sostenibilidad de la ciudad; el servicio nocturno los fines de semana debe volver a ser objeto de estudio. Queda trabajo por hacer, pero será una labor más sencilla porque la ciudad cuenta ya con un año de exitosa experiencia. Sólo hace falta que el consenso que pactaron los grupos políticos municipales se cumpla y la movilidad por Vitoria quede fuera de la refriega política.