DESDE los tiempos de Alianza Popular del País Vasco como heredera de UCD, sus dirigentes han tenido a gala la defensa del fuerismo y los derechos históricos hasta el punto que en los primeros tiempos de la democracia buena parte de sus votantes apoyaron en las urnas al PNV como garante de la defensa de los fueros vascos. De entonces a ahora, el Partido Popular ha ido derivando hacia el recelo hacia el desarrollo de esos derechos históricos hasta el punto de situarse en la orilla opuesta por considerarlos poco menos que privilegios insolidarios. A trancas y barrancas y por intereses partidistas, el PP español se ha visto obligado a hacer concesiones de forma que el más principal de esos derechos, el Concierto Económico, se ha configurado como básico en el limitado autogobierno vasco. Los dirigentes populares vascos, muy lejos de aquel compromiso activo de la UCD del fallecido Chus Viana, han soportado la consolidación del Concierto sin ningún entusiasmo, manifestándose necesariamente partidarios por intereses electorales pero desconfiando siempre, sembrando sospechas de supuestos abusos y desafueros, dispuestos siempre a la denuncia y al recurso judicial. Ayer se aprobó en el Congreso español la equiparación de las normas fiscales vascas, el denominado blindaje que impedirá su recurso a tribunales inferiores al Constitucional. Los diputados vascos del PP, esta vez, no recurrieron al vergonzante pretexto de ausentarse del salón de plenos en el momento de votar, para evitar el bochorno de volver a Euskadi votando contra el Concierto. Esta vez no. Esta vez han decidido aceptar la disciplina del PP de Rajoy, y han votado en contra, arrumbada la chulería de Basagoiti y su promesa de convencer a Rajoy o incluso de plantarle cara. Han votado que no, con la disculpa de que el PP ha prometido no recurrir el blindaje al Tribunal Constitucional. Pero no son de fiar. Hay demasiada experiencia histórica para dudar de las promesas de la derecha extrema española y su filial vasca. Curándose en salud, el portavoz del PP vasco, Leopoldo Barreda, ya advirtió ayer de que no hay ninguna garantía de que las comunidades limítrofes, La Rioja y Castilla-León, donde gobierna su partido, no vayan a recurrir las normas forales vascas. Y lo harán, vaya si lo harán.