Para hacerse oír hay que insistir una y otra vez. No es fácil en un mundo que corre a gran velocidad dejar un resquicio para esas cosillas que están ahí, que forman parte de la vida y que afectan a quienes las viven, las sufren y a su entorno.

Cuando estos días celebramos la Semana de Corazón y Pulmón no podemos dejar apagada esta voz que clama por la donación altruista y desinteresada de órganos y tejidos. Donación que sigue creciendo y sigue siendo necesaria. Un órgano una vida; una donación varias vidas.

Voz para quienes esperan con ilusión y miedo, en las listas de espera, la llegada de un órgano que dé vida a una vida que se apaga a la espera de un milagro que está ahí y existe. Para las familias que viven con desasosiego estas situaciones.

Voz para dar las gracias a todas las familias de donantes que dan vida a tantas personas enfermas. No debemos olvidar que ellas han sabido decir: Vive la vida, luego dónala.