Hay algo que no es más que una demostración de que los nativos digitales no existen, que las madres y los padres me estén preguntando constantemente a qué edad les tienen que comprar su primer teléfono móvil.

Si han nacido con “un móvil debajo del brazo” y son tan expertos en tecnología no deberías tener ninguna preocupación en dárselo, pero como esto no es verdad y el único fin de tener un teléfono es el de jugar o acceder a las redes sociales, no aprender sobre tecnología, debemos pensar con cuidado en que momento debemos darles este Santo Grial.

Por supuesto no hay una respuesta ni una solución ya que va depender de las familias, de los niños y niñas, del entorno en el que nos movamos y sobre todo del grado de madurez e independencia que estés dispuesto a aceptar con respecto a ellos.

Está claro que una persona con un móvil tiene un grado enorme de independencia. Nos permite no depender de la hora de regreso a casa, ya que estamos comunicados permanentemente, nos va permitir ir a sitios a los que nunca nos hemos atrevido a ir porque ahora disponemos de un mapa que nos indica el camino y que nos impide perdernos, y podemos adentrarnos en las redes y los servicios de mensajería para no estar aislados del resto de nuestro grupo que se comunica con estos sistemas.

Pero si analizas con cuidado estas ventajas, estas añadiendo a la vez tres desventajas y ciertos riesgos y peligros que antes no existían.

Está demostrado que aquellos que han tenido una tablet con accesos a Internet o un móvil al que no le hemos comprado la tarjeta SIM y por tanto solo disponen de conexión mediante WiFi, piden mucho más tarde que les compremos un teléfono móvil con todas sus prestaciones y usos. 

Una aplicación de riesgo entre los niños es WhatsApp y especialmente los grupos que solo sirven en esas edades para establecer conversaciones entre algunos que apartan y marginan a otros.

Lo primero que hay que hacer es poner unas normas de uso, dejar claro que quien paga las tarifas somos nosotros y que por tanto no podemos hablar de privacidad.

Ayudemos a que aprendan su uso con nosotros y si no sabemos puede que junto con ellos podamos recorrer un camino hacia el mundo de la tecnología que nos de muchas satisfacciones, desde juegos hasta programas para crear o editar fotos y vídeos de nuestras vacaciones o deportes favoritos. Al final tendrán un móvil, quieras o no.