Al hablar de pantallas englobamos televisión, videoconsolas, ordenadores, tablets, smartphones… no nos limitamos únicamente a juegos online y redes sociales.

Se pueden buscar alternativas de ocio a las pantallas para que los menores y adultos no hagamos un uso excesivo. Cuanto antes se empiece a educar en el uso saludable de pantallas y en limitar su tiempo de uso, más fácil será que mientras los menores vayan creciendo puedan incorporar hábitos saludables y desarrollar más alternativas. Uno de los grandes problemas para muchas personas es que ya no sabemos qué hacer si no utilizamos pantallas, sobre todo en casa. Sin pantallas nos aburrimos. Ya no sabemos estar un rato con nosotros mismos, solo hay que darse una vuelta por una parada de autobús o cualquier otro transporte público para comprobarlo.

Vamos a ver diferentes cosas que se pueden hacer para reducir el tiempo de uso de pantallas. Lo más importante son las alternativas y en caso de los menores el ejemplo activo de las familias.

Para empezar podemos ir estableciendo hábitos familiares sin pantallas cuando estamos en casa. Generalmente el tiempo de ocio familiar suele ser el de después de cenar y los fines de semana. En muchas casas lo único que se hace después de cenar es ver la tele y curiosamente ahora hay un plus de pantallas porque muchas personas también usan el smartphone, la tablet o el ordenador mientras ven la tele. En verano podemos establecer algunos días a la semana en los que después de cenar realicemos actividades sin pantallas. Por ejemplo, un día a la semana, aprovechando que oscurece más tarde, podemos dar un paseo familiar después de cenar (siempre que el vecindario lo permita). Otro día podemos entretenernos jugando a juegos de mesa, otro día puede ser la noche de lectura donde cada miembro de la familia elige qué quiere leer y así podremos descubrir o redescubrir el placer de leer cosas interesantes, otro día podemos contar historias, otro día podemos estar de tertulia… De esa forma, habrá días en los que después de cenar se vean pantallas, pero habrá días en los que se hagan otras cosas. 

Ratos de desconexión

En verano podemos utilizar los fines de semana de forma diferente en lo que se refiere al uso de pantallas. Los domingos todos los miembros de la familia podemos salir a pasear sin teléfono ni dispositivos digitales (a no ser que tengamos situaciones familiares complejas…). Podemos utilizar los momentos con amigos y familiares como momentos de desconexión y no sacar teléfonos ni videoconsolas portátiles en comidas familiares o encuentros con amigos de cualquier edad. También podemos programar actividades sin pantallas en el exterior, mejor en parques o en la naturaleza. Para ayudarnos con la desconexión podemos hacer un concurso para ver quién aguanta más tiempo sin utilizar las pantallas durante el tiempo de ocio.

Por las tardes podemos programar actividades. No tienen que ser todas las tardes, pero cuantas más mejor. Podemos programar actividades deportivas, o buscar libros o cómics interesantes visitando bibliotecas o haciendo una pequeña labor de investigación, podemos hacer rutas o búsqueda de parques con niños, descubrir y jugar a juegos de mesa, hacer manualidades, a partir de secundaria también podemos participar en diferentes ONG o protectoras de animales como voluntarios (a lo mejor lo probamos en verano, nos gusta y continuamos durante el año), podemos jugar al ping-pong, limpiar montes-playa-parques, aprender a cocinar, aprender a coser, aburrirnos un poco (que también es muy sano), aprender a estar con nosotros mismos y ver cómo nos sentimos… se pueden hacer miles de cosas sin pantallas, solo tenemos que desarrollar esos hábitos.

Aparquemos las pantallas en verano y con un poco de suerte podremos desarrollar hábitos sanos que seguiremos también durante el curso escolar. Muchos adolescentes y adultos han olvidado que es posible entretenerse y pasarlo bien sin pantallas.

El mensaje no es no usar pantallas o demonizarlas. El mensaje a transmitir, poniéndolo en práctica y dando ejemplo, es que cada cosa tiene su tiempo, y en el tiempo de ocio se pueden hacer muchas cosas además de usar pantallas. La alternativa es seguir viendo cada día más adolescentes y adultos que no saben qué hacer sin pantallas. Como consecuencia hay muchas personas haciendo un uso excesivo, empeorando poco a poco su calidad de vida, y una parte de esas personas está desarrollado una adicción preocupante.