Una de las recomendaciones que hacemos a las familias es la de no poner imágenes de niños en redes sociales. No tenemos ni idea de quiénes las van a ver ni de qué van a hacer con ellas. Es curioso que ahora que empieza a ver familias que se toman en serio estas pautas, los centros educativos, sobre todo los de primaria y educación infantil, sigan publicando constantemente imágenes y vídeos en redes sociales donde aparecen sus niños y niñas jugando, en clase, realizando diferentes actividades… Aunque las familias de esos menores hayan dado permiso, es un poco preocupante que muchos centros educativos no vean ningún riesgo al hacerlo.
Muchos centros educativos usan las redes sociales para compartir imágenes y vídeos con las familias y para hacer publicidad de cara a traer más familias y estudiantes, sobre todo en periodo de matriculación. Por eso, la mayoría de las cuentas de centros educativos en redes sociales son públicas, cualquiera puede ver las imágenes y los vídeos que allí se ponen, y por consiguiente cualquiera puede quedarse con ese material y utilizarlo como quiera.
En 2019, El País, publicaba un artículo estremecedor titulado “Así acaba el vídeo inocente de una niña en una lista erótica de Youtube”. En este artículo describe cómo pederastas van recopilando imágenes y vídeos de niños haciendo cosas de niños (jugando, haciendo deporte, estudiando…) y crean listas de vídeos donde hacen comentarios lascivos parecidos a “en el minuto tal se ve a una niña sin la parte de arriba en una piscina”, “en el minuto tal se ve a un niño haciendo gimnasia y se le marca el…” y van creando comunidades para compartir sus perversiones. Los pederastas utilizan imágenes inocentes que las familias y los centros educativos publican para crear ese tipo de material. Este tipo de actos ya había llevado a Youtube a bloquear los comentarios en la mayoría de vídeos donde aparecen niños a principios de 2019 como también recogía El País en marzo de 2019 en otro artículo llamado “Youtube bloquea los comentarios en la mayoría de vídeos donde aparecen niños”.
En el caso de las imágenes compartidas por los centros educativos, estos depredadores, y cualquiera que vea las imágenes, saben exactamente dónde pueden encontrar a estos niños y niñas. Este es solo uno de los ejemplos de cómo se pueden utilizan las imágenes de niños y niñas que circulan alegremente a través de las redes sociales.
En general tenemos un problema muy grande relacionado con la protección de la privacidad, y especialmente cuando se refiere a menores. Compartimos todo si pensar en las posibles consecuencias. Las familias y responsables de centros educativos son buenas personas y por eso ni siquiera se les ocurre las formas malvadas en las que se pueden utilizar las imágenes de menores.
Los centros educativos deberían pensar en formas de promocionarse sin enseñar imágenes de niños, o acostumbrarse a pixelar o difuminar las caras de los menores aunque tengan el permiso de las familias para publicarlas. No es sencillo, un vídeo, unas fotos, siempre quedan más alegres si aparecen niños jugando y riendo, pero entre todos deberíamos desarrollar nuevas formas de hacerlo.
Para compartir imágenes con las familias se recomienda utilizar una zona privada de las páginas web de los propios centros donde únicamente puedan acceder las familias. Si este es el único objetivo de tener una cuenta de Instagram, compartir las imágenes con las familias, los centros podrían tener cuentas privadas y aceptar como seguidores solamente a las familias del centro.
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