Es un conversador nato; de hecho, con Diego Carcedo es posible abordar cualquier tema. Activo y al tanto de lo que ocurre en el mundo, sigue enamorado de su tierra, Asturias. En general, se considera un hombre del norte, aunque viva en Madrid. Acaba de publicar un nuevo libro y sigue de cerca los conflictos internacionales. No es para menos, porque como periodista ha estado de corresponsal en siete guerras.

PERSONAL

Edad: 82 años.

Lugar de nacimiento: Cangas de Onís (Asturias).

Familia: Está casado con la también periodista Cristina García Ramos.

Formación: Estudió Historia y Periodismo.

Trayectoria: Comenzó en el diario asturiano La Nueva España. Su discurrir profesional tiene el sello de Televisión Española. Presentó en TVE en 1974 Los reporteros, y ha sido corresponsal en Lisboa y Nueva York. En 1989 le nombraron director de los servicios informativos de TVE. Ha publicado diversos libros, como Neruda y el barco de la esperanza, El Schindler de la guerra civil, Sáez de Santamaría, el general que cambió de bando, Fusiles y claveles, Un español frente al Holocausto y ahora Los dos cónsules.

¿Con qué historia se encontrarán los lectores cuando abran su libro, Los dos cónsules?

Con una novela histórica desarrollada en los primeros días de la invasión alemana a los franceses. Se desarrolla en la ciudad de Burdeos, lugar donde se refugió el gobierno que había tenido que huir de París, y allí se reunieron entre 300.000 y 500.000 personas que huían de las zonas ocupadas, incluidos de países del norte de Francia. 

¿Son reales los protagonistas?

Sí, son todos auténticos. El único que no es auténtico es el periodista, que es un personaje novelado.

¿Es usted ese periodista inventado?

Ja, ja, ja... No. Como dices, es inventado, pero los dos cónsules son reales, tienen su propia historia en Burdeos. Historia que es de verdad, aunque también hay crónica ficcionada.

En este libro pesará más su faceta de historiador que la de periodista.

Me gusta mucho lo de historiador, pero es una faceta que la he medido bastante. Tenía muchos datos, mucha información y podría haber escrito un libro de carácter histórico, pero me pareció que podía ser un poco pesado. Lo que hice fue aligerarlo muchísimo, contar la realidad de lo que ocurrió, además de la forma más amena posible. Quería que el lector pudiera encontrarlo entretenido e informativo. No voy a decir que se divierta porque tampoco es una novela de humor.

"La de Ucrania es una guerra local que ya es mundial”

¿Echa de menos el periodismo?

No, porque no lo he dejado nunca. Nunca me he jubilado de la profesión de periodista ni voy a hacerlo. Sigo escribiendo artículos para varias publicaciones, hago una tertulia de radio en Madrid y estoy trabajando para un documental de televisión a nivel internacional. 

Lo suyo es puro vicio.

Ja, ja, ja... Es posible. Estudié Historia, he sido profesor en la universidad, he hecho otras cosas, he escrito libros, pero nunca he dejado de ser periodista. He sido periodista haciendo calle, he sido corresponsal en el extranjero, director de medios, pero siempre periodista. ¿Vicio? Puede, pero un vicio muy saludable. Seguiré siendo siempre periodista, hasta el final, no hay jubilación en ese sentido.

Vamos, que no tiene ninguna intención de dedicarse a la vida contemplativa.

Pues no. Disfruto mucho con la historia, sigo informándome sobre todo lo que ocurre y me encanta escribir, pero lo hago de forma más ligera. Me gusta incluir anécdotas en los libros, sé que eso interesa mucho a la gente. Hay personas que me preguntan: ¿Cuándo te jubilas?

¿Y?

Pues que siempre digo lo mismo: Cuando me dé la gana, yo no tengo ningún interés en estar jubilado. Disfruto con lo que hago y me meto en muchos líos, pero siempre como periodista y a poder ser en activo.

Se habrá convertido usted en uno de los ciudadanos favoritos del ministro Escrivá. Le cae bien la gente reacia a jubilarse.

A lo mejor. Además, la pensión de jubilación la tengo muy recortada por cobrar de las cosas que hago, pero en fin, de los políticos mejor no hablamos. Con los actuales no he tratado mucho. Me aburren.

No tienen chispa, ¿no?

No tienen sentido del humor ni nada. Veo muchas cosas de historia política de España y a nivel internacional y qué decir, salvo que lo de aquí es de un aburrimiento total. Veo las sesiones del Congreso, me fijo en cómo hablan y pienso: Hombre, para ser diputado o senador hay que manejarse con cierto sentido cultural, sabiendo lo que se está diciendo. Pero todo esto ha caído en picado últimamente.

Su bautismo de fuego fue el golpe de los coroneles en Grecia, en 1967.

Me mandaron de repente. Casi no sabía inglés. Griego había estudiado en la universidad, pero tampoco mucho. Mi viaje fue un poco desolador. Llegué en un avión etíope y cuando me bajé en el aeropuerto de Atenas no conocía a nadie. Lo recuerdo con estremecimiento, diciendo: ¿Pero qué hago yo aquí? Al final vas saliendo de esas situaciones como puedes y ya me acostumbré a viajar. Ante las dificultades te creces muchísimo.

Conoce muchos escenarios bélicos...

Bueno, muchos, muchos... He estado en siete guerras. He estado en la principal, la de Vietnam, en otras en África, en América, en Asia... No me puedo quejar, he estado en golpes de estado, en catástrofes naturales...

Ha sido un periodista privilegiado que ha conocido muchos países.

Y ha sido un placer. He estado en todos los continentes, en más de cien países. Pero lo de viajar no ha sido solo por el periodismo, mi vida también me ha llevado a ello. Yo empecé a viajar desde muy pequeño. Soy hijo de emigrantes a Cuba y siendo un niño estuve un año allí. Cuando dejé de viajar como periodista empecé a hacerlo como presidente de los periodistas europeos.

Ser corresponsal de guerra es algo que atrae a muchos compañeros de profesión. ¿Cree que es estar en el top del oficio?

No. Pienso que todos somos corresponsales de algo. Todos somos periodistas y hacemos lo que nos toca. Mi vida profesional ocupa ya más de 50 años y habré ejercido como corresponsal de guerra año y medio, no más. Durante el resto del tiempo he hecho de todo. He hecho en cada momento lo que tocaba. Empecé en un periódico de mi tierra que aún existe, La Nueva España, y en su redacción comprobé que el periodismo más difícil es el local.

¿No está tan bien valorado como el periodismo de guerra?

Pues te lo dice alguien que ha probado las dos cosas: es más difícil el periodismo local que el de guerra, incluida la guerra de Vietnam, aunque también es cierto que en una guerra te pueden matar.

El periodista asturiano acaba de publicar ‘Los dos cónsules’.

El periodista asturiano acaba de publicar ‘Los dos cónsules’. ADRIAN BAULDE

¿Le parece poco?

No, claro que no, es bastante, pero también es cierto que tu ibas a un pleno al ayuntamiento de Oviedo y luego te encontrabas en la calle a ese concejal al que no había puesto muy bien. Recuerdo el periodismo local con mucho cariño. Fue en ese ámbito donde aprendí lo poco que sé.

Ya sabrá que el periodismo impreso parece estar en una crisis sin solución.

Y el audiovisual, digan lo que digan; también el audiovisual. Está mal el periodismo impreso, alicaído el de la televisión y algo más pujante el de la radio, pero tampoco es para tirar cohetes. Tenemos a las redes sociales, lo de las fake news, que está complicando lo más importante del periodismo, el respeto a la verdad, al rigor sobre lo que estamos informando para que luego los ciudadanos se formen sus propias opiniones y hagan sus análisis.

Después de haber estado en siete guerras, ¿cómo ve lo que está ocurriendo en Ucrania?

Si la comparas con otras guerras ocurridas en el siglo XX, esta nos parece más pequeña. La verdad es que ha sido una agresión muy lamentable de Rusia sobre Ucrania. Ucrania fue una parte de Rusia, sí, pero hace mucho que es independiente. Por un empeño de Putin se ocupó la península de Crimea y ahora lo quiere todo. Por suerte, los países de la OTAN reaccionaron francamente bien. No puede haber un apoyo con respuesta militar, pero creo se está haciendo bien. Esta guerra tiene un problema: que es una guerra local.

Pues ya se habla de la posibilidad de una guerra mundial.

Bueno, es que se trata de una guerra local que ya es una guerra mundial, porque estamos pagando las consecuencias y participando en ella de una forma u otra. Es una guerra local que está afectando al mundo, y eso la convierte en mundial.

¿Cómo cree que se está contando? ¿Se ve bien reflejada en los relatos que hacen en estos momentos los medios de comunicación?

Pienso que se está reflejando mal, sobre todo porque los que están de corresponsales en Moscú no pueden contar prácticamente nada. 

¿Y lo que llega desde Ucrania?

Están haciendo mucha información de los destrozos que está dejando el conflicto, están hablando de los muertos, de las víctimas, de lo que está sufriendo la gente –que sí, que es importante–, pero no está habiendo una información global sobre los movimientos que se están dando. No sabemos mucho del conflicto. Sabemos que los ucranianos están avanzando, pero desconocemos mucho de lo que allí ocurre y solo vemos sus consecuencias.

Los medios han convertido a Zelenski en el presidente ideal.

Cuando se celebraron las elecciones en las que salió elegido Zelenski, que hasta entonces era un cómico, yo estaba en Ucrania. Iba a dar una serie de conferencias y antes de empezar se acercaron a mí cinco personas que me preguntaron de qué iba a hablar. Me cabreé porque pensaba que era una especie de censura soviética, pero estaba equivocado, eran los intérpretes. Y había intérpretes en ruso y en ucraniano. Una parte muy importante habla ruso en Ucrania y la otra parte ucraniano, que son dos idiomas muy parecidos entre sí. No sabemos lo que está pasando en muchas zonas y tampoco tenemos ni idea de lo que ocurre en el interior de Rusia. Quizá algo de Moscú, aunque muy poco, pero, ¿qué ocurre en el resto del país?

"No me voy a jubilar, no tengo ganas, siempre seré periodista”

Putin esperaba someter Kiev a los quince días de haber comenzado la invasión y no lo ha logrado en los meses que lleva de guerra. 

Él estaba convencido de que todo iba a ser poco más que un paseo militar. Quería ocupar las cuatro provincias más prorrusas, obligar al gobierno ucraniano a firmar que no iba a entrar en la OTAN, ganar el mar Negro y hacerse con Odessa. Esa es la parte más rica y la que más le interesa.

Los expertos no se atreven a poner fecha de punto y final a este conflicto. ¿Cree que va a durar mucho más?

Todos pensábamos que iba a ser una guerra de seis semanas como mucho, pero lleva ocho meses y no vemos el camino hacia el final. Creo que los rusos en absoluto la van a dar por perdida.

Pues parece que los ucranianos mucho menos.

Ya, pero mientras estén Putin y los suyos, Rusia no va a darse por vencida. Los ucranianos tampoco, tienes razón, porque continúan defendiendo su país con la ayuda que les están dando desde fuera. Imagino que la única forma de que esto termine será por una vía negociada.

Pues de momento la negociación brilla por su ausencia.

Y por las dos partes, eso es cierto. No se avanza nada en el sentido de una negociación, solo se avanza a tiro limpio, a cañonazos y bombardeos, nada más.

De todas formas, ¿cree usted que es posible negociar con Putin?

Ja, ja, ja... No lo conozco, pero debe ser muy difícil. Debe ser, por lo que cuentan, un personaje muy siniestro, muy maquiavélico. Está formado en la KGB y eso dice mucho de él. Dicen también que es muy inteligente y que no tiene ni prejuicios ni escrúpulos.

Siempre se ha considerado que Rusia tenía un buen ejercito, pero ya no lo parece. ¿Qué ha pasado?

Que el ejercito ruso tiene mucho más de apariencia que de realidad.

¿Se atreverá Putin a apretar el botón nuclear? 

Yo confío en que no lo haga. No creo que llegue a tanto, pero si lo hace no será el único que lo pulse, y entonces será la población rusa la que más sufra en una guerra que ya estará a otro nivel.