El presidente de EE.UU., Donald Trump, ha anunciado que se reunirá con su homólogo ruso, Vladímir Putin, en Budapest para intentar poner fin a la guerra de Ucrania, pero no detalló la fecha exacta. Será el segundo encuentro entre ambos mandatarios tras el que mantuvieron el pasado 15 de agosto en Alaska.
Trump hizo este anuncio tras mantener este jueves la que ya supone la séptima llamada con Putin desde enero, un día antes de recibir en la Casa Blanca su homólogo ucraniano, Volodímir Zelenski.
“El presidente Putin y yo nos reuniremos en un lugar acordado, Budapest, Hungría, para ver si podemos poner fin a esta guerra ignominiosa entre Rusia y Ucrania”, apuntó el líder estadounidense en su red Truth Social.
Según Trump, ambos acordaron también que la próxima semana se celebre “en un lugar por determinar” una reunión de asesores de alto nivel, en la que participará del lado estadounidense el secretario de Estado, Marco Rubio.
El republicano recordó que este viernes se reunirá en el Despacho Oval con Zelenski y avanzó que ambos hablarán de la conversación que mantuvo con Putin “y de mucho más”.
Según Trump, la llamada fue “muy productiva” y supuso “un gran paso adelante”.
Además, Putin lo felicitó “por el gran logro de paz en Oriente Medio”, en referencia al acuerdo de alto el fuego en Gaza. “Creo firmemente que este éxito en Oriente Medio contribuirá a nuestras negociaciones para poner fin a la guerra con Rusia y Ucrania”, subrayó.
Una “nueva escalada”
Trump sugirió esta semana la posibilidad de entregar a Ucrania misiles de largo alcance Tomahawk, lo que se ha interpretado como un nuevo giro en la estrategia de la Casa Blanca para aumentar la presión sobre Putin.
Por eso, el Kremlin advirtió ayer, en víspera de la reunión, que el suministro de Tomahawk a Kiev supondría un “nuevo nivel de escalada”.
“Todo el tiempo figura el tema Tomahawk (...) Esto sería un paso significativo de cara a un nuevo nivel de escalada”, dijo Peskov.
Subrayó que la postura rusa al respecto es “muy clara y bien conocida tanto en Washington como en Kiev”.
Rusia mantiene que, además del peligro que ello supone para la seguridad nacional –los Tomahawk pueden alcanzar Moscú–, los militares ucranianos necesitarían asistencia occidental para emplear ese armamento.
Peskov también subrayó que el ejército ucraniano no podría seguir atacando la infraestructura energética rusa “sin la participación de los servicios secretos occidentales” y mencionó al Reino Unido. “La dificultad de esos intentos indica que los ucranianos no podrían haberlo hecho por si mismos”, señaló.
Según reveló el diario Financial Times, la Administración de Trump ayuda desde julio a Ucrania en los ataques contra refinerías y fábricas militares rusas con información de inteligencia y planificación
La noche del miércoles aseguró que Kiev se plantea lanzar una ofensiva y que EE.UU. tendrá que tomar una decisión al respecto. En su discurso a la nación, Zelenski declaró que el envío a Kiev de más sistemas Patriot y de misiles Tomahawk “puede sentar las bases a largo plazo para la paz”.
Zelenski, presentará a Trump una nueva estrategia para presionar a Rusia, que se basará principalmente en el refuerzo del potencial de armamento de largo alcance de Kiev.
“Menos palabras y más capacidad de ataque de larga distancia. Después de que Rusia saboteara el proceso diplomático iniciado por el presidente Donald Trump, la Casa Blanca está buscando una nueva vía a la paz”, escribió en X el asesor presidencial ucraniano, Mijailo Podoliak.