El gobernador de Minesota, Tim Walz, aúna varias cualidades difíciles de encontrar en un solo político: es exmilitar, un hombre sencillo del crucial Medio Oeste, maestro, un padre que se ha hecho viral por sus cosas de padre y un político preferido por las facciones más progresistas del Partido Demócrata.

A sus 60 años, Walz será el compañero de fórmula de la candidata demócrata a la Presidencia, Kamala Harris, y pasará de un perfil discreto como gobernador reelecto de un estado alejado de la política de alta tensión al centro de una de las campañas más cargadas de las últimas décadas.

Walz nació en una comunidad rural de Nebraska y se alistó en la Guardia Nacional como soldado raso para poderse pagar los estudios superiores, una vía hacía la mejora educativa utilizada por la clase media en Estados Unidos.

El gobernador fue maestro de escuela donde conoció a su esposa, Gwen Wipple, con la que luego se mudó a Minesota para seguir su trabajo en una escuela de secundaria como profesor de geografía y entrenador de fútbol, logrando que su equipo ganara el campeonato estatal de 1999.

Durante sus años como educador Walz enseñó en China y con su esposa organizó viajes de estudios para adolescentes al país asiático, una experiencia de intercambio cultural que podría servirle si acaba llegando a la Casa Blanca.

En 2006, decidió presentarse a un escaño en el Congreso y consiguió renovar la confianza de sus votantes durante 12 años, en los que fue miembro de los comités de Agricultura y Asuntos de Veteranos de la Cámara de Representantes.

Walz parecería destinado a ganar y en 2018 fue elegido gobernador del estado de Minesota, un estado que ha votado demócrata en las últimas elecciones generales, pero cuya población rural es mayoritariamente republicana y conservadora. En 2022, fue reelegido para otro mandato de cuatro años.

El candidato de los progresistas

Cuando Bernie Sanders dio su apoyo público a Walz dos días antes de que se conociera quién sería en compañero de fórmula de Harris, el senador, aspirante presidencial en 2016 y abanderado de la izquierda estadounidense, estaba telegrafiando al aparato demócrata lo que en privado llevaba semanas siendo una ardua batalla para convencer a la candidata.

El gobernador de Minesota era su mejor baza, según Sanders, porque era el único que "puede levantar la voz y enfrentarse a los intereses de las grandes corporaciones".

Al espaldarazo de Sanders se sumó poco después el de Shawn Fein, el presidente del poderoso sindicato del motor UAW, bien implantado en el Medio Oeste, una región que Harris debe ganar si quiere imponerse al republicano Donald Trump, que está perdiendo lentamente las ventajas que tenía en las encuestas frente al presidente Joe Biden, que renunció a la reelección el mes pasado.

Walz ha presumido de haber conseguido durante su tiempo como gobernador aprobar almuerzos gratuitos para los estudiantes de Minesota, protecciones para los derechos reproductivos de las mujeres, recorte de impuestos para la clase media y mejora de los beneficios para las bajas médicas y por maternidad y paternidad.

Padre viral

El gobernador es un político inusual también por su presencia en redes sociales, en las que, por ejemplo, da consejo sobre los fusibles de su vehículo y continúa: "otro consejo pro: salgan a votar".

Walz, apodado por algunos como el "Padre de América", ha tenido también otros momentos estelares como cuando presentó nuevas regulaciones para no mandar mensajes mientras se prepara para conducir con su hija Hope, que se convirtió en una sensación en redes sociales.

El candidato a vicepresidente, que se hace ver en camiseta con una normalidad que contrasta con la de Trump o su compañero de fórmula, J.D. Vance, ha esquivado las críticas republicanas de ser demasiado izquierdista bromeando: "uy, sí, qué monstruo. En mi estado los niños se van a dormir con la barriga llena".

"No me voy a avergonzar de mis valores progresistas. El socialismo de uno es el carácter de ser un buen vecino de otro", aseguró en una de las entrevistas cuando discretamente comenzó a, sorprendentemente, convertirse en uno de los favoritos en esta puja por la candidatura a vicepresidente.