Tras seis días de intensos combates que han dejado más de 330 civiles muertos en Sudán, el Ejército cerró hoy completamente la puerta a negociar con el poderoso grupo paramilitar Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR), al que solo dio dos opciones: "la rendición o la destrucción total".

Los enfrentamientos han continuado a ritmo frenético en el país africano, especialmente en la capital, Jartum, donde las Fuerzas Armadas y las FAR se disputan el Palacio Republicano y la comandancia del Ejército, unas instalaciones vitales que de ser controladas podrían determinar hacia dónde se decanta la balanza.

La jornada de este jueves estuvo marcada por algo que ya empieza a ser habitual: el incumplimiento de una tregua de 24 horas que fue acordada ayer entre ambas partes enfrentadas y que se anunció al expirar una tregua pactada en la jornada anterior, también violada desde el minuto uno.

En total, dos días consecutivos de tregua sobre el papel no han hecho ningún favor a los sudaneses, que desde el sábado sobreviven con severos cortes de electricidad y de agua potable, sin acceso a productos básicos y, cada vez menos, a hospitales, que están siendo destruidos por los bombardeos y disparos de artillería.

RENDICIÓN O DESTRUCCIÓN

El Ejército de Sudán manifestó hoy su "rechazo contundente a entrar en negociaciones" con las FAR, e indicó que acordar una tregua no es sinónimo de querer hacer las paces.

"La entrada en vigor de la tregua por motivos humanitarios no tiene nada que ver con el rechazo contundente de entrar en negociaciones con los rebeldes", afirmaron las Fuerzas Armadas en un comunicado.

Solo hay dos opciones para resolver este conflicto, apuntó el Ejército: "la entrega o la destrucción total" del grupo paramilitar liderado por el comandante Mohamed Hamdan Dagalo, alias Hemedti.

Las Fuerzas Armadas recordaron que "no existe ninguna fuerza fuera del sistema del Ejército", y advirtieron que "no hay retorno a este caos" provocado por Hemedti, al que calificaron como "el líder de la rebelión".

El Ejército condicionó en un primer momento las negociaciones con los paramilitares a la disolución de las FAR, grupo que ya fue desbandado por las propias Fuerzas Armadas y catalogado como "milicia rebelde". Sin embargo, no cerraron las puertas al diálogo hasta hoy.

Hemedti, por su parte, ha indicado en los últimos días que tampoco está dispuesto a negociar con el líder del Ejército, general Abdelfatah al Burhan, al que ha calificado en distintas ocasiones de "islamista radical" y ha prometido derrotarlo y llevarlo ante la Justicia. De lo contrario, según el paramilitar, "morirá como un perro".

MÁS LLAMADOS PARA UNA TREGUA

El secretario general de la ONU, António Guterres, demandó este jueves una tregua inmediata de al menos tres días en Sudán, coincidiendo con el fin del mes sagrado musulmán del ramadán, y que debe servir como un primer paso de cara a un alto el fuego permanente.

"El cese de las hostilidades debe venir seguido de un diálogo serio, que permita una transición exitosa, empezando con el nombramiento de un Gobierno civil", dijo Guterres a los periodistas tras una reunión virtual con la Unión Africana (UA) y otras organizaciones regionales.

Hasta el momento, todos los intentos de mediación han fracasado, aunque el hecho de que este viernes se celebre la festividad del Aíd al Fitr, que pone fin al ramadán, sí puede ser una buena excusa para dar un respiro a la población sudanesa.

La Liga Árabe ya pidió lo mismo ayer, cuando su secretario general, Ahmed Abulgueit, dijo que "es muy triste que llegue el Aíd al Fitr y que nuestra gente en Sudán esté aterrorizada en sus casas, temiendo por sus vidas".

Sin embargo hay pocas expectativas para un alto el fuego, y mucho menos para una resolución del conflicto.

Los enfrentamientos han complicado aún más la situación humanitaria y sanitaria en el país, y el Sindicato de Médicos de Sudán aseguró hoy que el 70 % de los hospitales en Jartum y en los estados aledaños al conflicto se encuentran fuera de servicio.

La Agencia de la ONU para los Refugiados, por su parte, indicó que desde que comenzó el conflicto estima que entre 10.000 y 20.000 personas han dejado la región de Darfur, en el oeste de Sudán, y se han refugiado en Chad. El número de desplazado sería muy superior.