La India adoptó este miércoles su tradicional colorido para celebrar el popular festival hindú de Holi, una de las festividades más alocadas en el país asiático que llena las calles de gente dispuesta a rociar con agua y polvo de colores a cualquiera que se cruce en su camino, como excusa para dar la bienvenida a la primavera.

"Holi es, en efecto, la fiesta de los colores. Celebra las diferencias de las personas y, sin embargo, su unión", explicó a EFE Atul Shastri, sacerdote de un templo hindú en la localidad de Gwalior, ubicada en el centro de la India.

Durante esta popular fiesta, la discriminación por clase, casta u origen, habituales en este país asiático, quedan apartadas, y las personas se lanzan unas a otras agua y toneladas de "gulal", unos tradicionales polvos de colores, que guardan diferentes significados.

"El rosa representa el amor, el rojo representa la fertilidad y el verde representa la primavera", agregó Shastri.

Este ambiente festivo resulta complicado de eludir incluso para aquellos que desean mantenerse alejados del bombardeo de colores que se produce a su alrededor, ya que la gente no solo impregna con colores a sus amigos y familiares, sino también a extraños.

La música también forma parte del panorama de Holi desde primera hora de la mañana, cuando es habitual que grupos de tamborileros se reúnan para recordar a todos el inicio del día festivo, a lo que siguen bailes y cantos durante el resto de la jornada.

Todo esto, mientras muchos consumen dulces tradicionales o el tradicional "bhang", una mezcla de marihuana y leche que se bebe en forma de batido, y que les desinhibe de cara a la locura que se avecina.

Más allá de este colorido, Holi sirve para marcar el inicio de la primavera con la primera luna llena de marzo, y tiene asociadas varias leyendas en torno a su origen.

Una de las historias más compartidas sobre sus inicios habla sobre el travieso dios Krishna y su inmortal amor por Radha, a quien aplicó colores en la cara para oscurecerla ya que su piel era más clara que la de él.

Según la mitología hindú, esta festividad también conmemora la quema de Holika, una dama demonio que es inmune al fuego y trató de matar a su sobrino sentándose en una pira con él por orden de su malvado hermano rey, aunque finalmente fue ella quien acabó quemándose.

Como resultado, en la víspera del festival se encienden grandes piras en muchas partes de la India para simbolizar el triunfo del bien sobre el mal.

Es al día siguiente cuando el festival adopta su naturaleza colorida, y la gente sale a las calles a arrojarse polvos de colores, lanzarse globos de agua y dispararse con pistolas de agua, tras lo que vuelven a sus hogares para quitarse con dificultad los restos de pintura, y reunirse con sus familias.