Los líderes de las dos principales facciones de la ultraderecha religiosa israelí, Bezalel Smotrich e Itamar Ben Gvir, acordaron presentarse de nuevo en coalición a las elecciones israelíes del próximo 1 de noviembre, tras semanas de disputas y después de la intermediación de Benjamín Netanyahu.

Según medios locales, el ex primer ministro israelí reunió este viernes en su segunda residencia de la ciudad de Cesarea a estos dos líderes abiertamente racistas y antiárabes para conseguir que concurrieran juntos en los comicios, como ya hicieron en las elecciones de 2021 a través del Partido Sionista Religioso.

Esta formación obtuvo entonces seis escaños, y se prevé que gane aún más diputados este próximo noviembre si las varias facciones que lo integraron mantienen su lista conjunta.

Esto es justo lo que le interesa a Netanyahu, que más allá de su partido Likud busca que sus socios tradicionales del bloque derechista y religioso obtengan la mayor representación posible para alcanzar la mayoría mínima de 61 escaños en un Parlamento de 120.

"Todos tenemos un objetivo común: formar un gobierno nacional fuerte y estable durante los próximos cuatro años", dijo Netanyahu esta misma semana, cuando apeló a "unir fuerzas" y "no dividirlas".

En caso de presentarse por separado, los sondeos indican que la formación de Smotrich podría no superar el umbral electoral mínimo del 3,25 % de los votos, lo que le dejaría fuera del Parlamento.

El escenario cambia si se presenta junto al partido de Ben Gvir, el supremacista Otzma Yehudit (Poder Judío), que en los últimos meses ha escalado en las encuestas y en ciertos momentos se le llegó a situar incluso como tercera fuerza política.

El pasado 30 de junio, el Parlamento israelí aprobó su disolución y convocó nuevos comicios para el 1 de noviembre. Serán las quintas elecciones que celebra Israel en menos de cuatro años, tras un largo período de inestabilidad y parálisis política que ha llevado al país a una vorágine electoral sin precedentes.

Aún así, hasta el momento las encuestas no pronostican una mayoría clara ni para el bloque de derechas pro Netanyahu ni para la amplia amalgama de formaciones contrarias al ex primer ministro, lo que hace que las perspectivas ante los comicios sigan siendo inciertas.