Estados Unidos ha hecho un llamamiento para mantener el alto el fuego en la frontera entre Siria y Turquía después de que los últimos ataques se cobraran la vida de decenas de civiles y ha instado a las partes a reducir la tensión en la región.

"Deploramos las bajas civiles en Al Bab, Hasaka y otros lugares. Seguimos comprometidos con nuestros esfuerzos para garantizar la derrota duradera de ISIS y una resolución política del conflicto sirio", ha dicho el portavoz del Departamento de Estado de Estados Unidos, Ned Price, en un comunicado.

La ONU también expresó su preocupación el domingo por el aumento de las hostilidades en Siria. "Estas terribles tragedias muestran una vez más que los civiles, muchos de ellos mujeres y niños, continúan sufriendo los efectos de las hostilidades en curso en partes de Siria", dijo en un comunicado de la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA).

Uno de los ataques más recientes se produjo el jueves 18 de agosto, en la provincia de Hasaka, cuando varios drones turcos atacaron un centro de educación para niñas. Murieron cuatro mujeres y niñas, mientras que once personas resultaron heridas.

Asimismo, el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos informó el pasado viernes de que al menos 17 civiles, entre ellos seis niños habían muerto y otros 35 resultaron heridos como consecuencia de un bombardeo perpetrado sobre un mercado de la región de Alepo.

Esta ONG con sede en Londres pero informantes en el país, indicó que las fuerzas del Gobierno de Bashar al Assad atacaron zonas pobladas de la ciudad de Al Bab, controlada por las fuerzas rebeldes aliadas de Turquía.

Damasco acusa a Ankara de servirse de "grupos terroristas" para llevar a cabo sus operaciones en la zona septentrional de Siria, donde Turquía mantiene abierta una operación para contener la supuesta amenaza derivada de grupos kurdos.