- La contraofensiva ucraniana al norte de Járkov ha aliviado la presión militar sobre la segunda ciudad del país, mientras las fuerzas rusas continúan su ofensiva terrestre hacia el oeste en las regiones de Donetsk y Lugansk. “El Ejército de Ucrania continuó su avance al nordeste de Járkov. La contraofensiva ucraniana hacia el norte de Járkov obligó a las tropas rusas a pasar a la defensa y redujo la presión de la artillería sobre la ciudad”, indicó ayer el Instituto para el Estudio de la Guerra, con sede en Estados Unidos.
Mientras, en el norte de la región de Járkov, la artillería rusa continúa martilleando las posiciones de las tropas ucranianas, en especial los arsenales de armas y munición.
Una situación que se agravó tras el ataque perpetrado la víspera por Ucrania contra un pueblo fronterizo de la región rusa de Bélgorod, aledaño a la región de Járkov, a consecuencia del cual murió un civil y seis personas resultaron heridas. Estas localidades rusas han sido objeto de ataques desde el inicio de la “operación militar especial” el 24 de febrero, a lo cual Moscú ha respondido con bombardeos de castigo en Kiev y otras ciudades del país.
Tras este nuevo ataque las tropas rusas castigaron varias localidades de la región de Chernígov y la aviación rusa golpeó las posiciones ucranianas en la región de Sumy, todas ellas en el norte de Ucrania.
Ante esta situación, la agencia federal rusa de transporte aéreo, Rosaviatsia, extendió ayer por una semana más el cierre provisional de once aeropuertos del centro y el sur de Rusia, vigente desde el 24 de febrero pasado. Dmitri Peskov, el portavoz del Kremlin, afirmó que los ataques contra territorio ruso “hacen necesaria la aplicación de medidas adicionales para fortalecer la seguridad de las zonas adyacentes a Ucrania”.
Sin embargo, la principal presión del Ejército ruso se ejerce en el este, donde continúa la ofensiva para conquistar las regiones de Donetsk y Lugansk, y en el sur, para mantener el control de Jersón, clave para el corredor terrestre con la Crimea ocupada, señaló el Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de Ucrania en su último parte.
Según la entidad castrense ucraniana, los rusos tratan de reforzar las unidades que sufrieron bajas en Donetsk y brindarles apoyo logístico, por lo que han vuelto a desplegar alrededor de 300 equipos de combate. ISW, por su parte, indicó que los rusos se reagrupan al sur de Izium con el fin de rodear a las tropas ucranianas entre el sur de la región de Járkov y el oeste de la región de Donetsk.
Además, el centro estadounidense afirmó que las tropas rusas “buscan fortalecer sus posiciones en el oeste de la región de Jersón” para tomar bajo control las localidades de Bruskínskoye y Bolshaya Alexándrovka y “mejorar su situación táctica en el sur” del país. Mientras, en la ciudad portuaria de Mariúpol los principales esfuerzos de las tropas de ocupación se centran en bloquear y eliminar a los combatientes ucranianos atrincherados en la acería de Azovstal, el último reducto de resistencia local en la zona.
Todo ello, en medio de los festejos por parte de las repúblicas separatistas prorrusas de Donetsk y Lugansk de los respectivos aniversarios de sus declaraciones de independencia, celebradas estos 11 y 12 de mayo.
Se trata de la primera vez que ambas repúblicas conmemoran esta fecha tras haber sido reconocidas por el Kremlin el pasado 21 de febrero, aunque los combates han impedido cualquier tipo de celebración pero no las arengas de sus líderes, Denís Pushilin y Leonid Pásechnik. “Nos espera un futuro de paz. Junto a Rusia reconstruiremos todo lo que ha sido destruido, haremos que nuestra tierra sea mejor”, afirmó Pushilin, líder de Donetsk.
Por su parte, el jefe de Lugansk aseguró a los habitantes de las zonas que cayeron bajo control de los prorrusos tras el inicio de la contienda militar: “Volvimos para quedarnos”.
l Crímenes de guerra. Rusia sufrió ayer un importante revés en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU con la aprobación por una aplastante mayoría de una resolución que instruye a una comisión investigadora a que centre sus pesquisas en los crímenes contra civiles en zonas de Ucrania que estuvieron bajo control ruso. Incluso aliados de Rusia, como Cuba y Venezuela, prefirieron abstenerse a oponerse a una decisión que ahonda la presión política sobre Moscú por los crímenes contra la población indefensa.