- El nuevo presidente surcoreano, Yoon Suk-yeol, insistió ayer en su discurso de investidura en la necesidad de impulsar el crecimiento nacional para cerrar la brecha social y en dejar abierta la posibilidad de dialogar con Corea del Norte en un momento marcado por las repetidas pruebas de armas del régimen.
Yoon llegó a la Asamblea Nacional chocando los puños, como manda la etiqueta de pandemia, a algunos de los 40.000 congregados frente al hemiciclo para verlo tomar posesión y volvió a acercarse al público al término de la ceremonia.
Yoon llega al cargo con un 43% de tasa de aprobación, según los sondeos, por debajo del presidente saliente, Moon Jae-in, que ostenta un 52%. Hereda un país dividido y la responsabilidad de tratar de gestionar la tensa situación en la península coreana, con una carrera armamentística en ascenso y un vecino que se mantiene aislado del exterior y a punto de realizar un nuevo test nuclear.