- El electorado norirlandés participó ayer en unos comicios autonómicos en los que la posible victoria del nacionalista Sinn Féin, por primera vez en los cien años de historia de la provincia, podría alargar la parálisis institucional que está provocando el Brexit.
De confirmarse los pronósticos, el antiguo brazo político del ya inactivo IRA, se ganará el derecho a designar a su líder en la región, Michelle O’Neill, como ministra principal, un cargo que sólo puede coexistir con un adjunto procedente de la segunda formación más votada, según disponen los acuerdos de paz de 1998.
Desde 2003, el todavía mayoritario Partido Democrático Unionista (DUP), fundado por el histórico reverendo Ian Paisley, ha ganado todas las citas autonómicas, pero está ahora al borde de una derrota que le obligaría a un papel secundario en el Gobierno de Belfast con el Sinn Féin, firme defensor de la reunificación de Irlanda a través de un referéndum.
De momento, los unionistas dirigidos por Jeffrey Donalson se han negado a decir si entrarán con los republicanos en el Ejecutivo que ellos mismos hicieron caer en febrero, pero sí han recalcado que no participará en él si las conversaciones que mantienen Londres y Bruselas no desembocan en la eliminación del protocolo del Brexit para la región, lo que augura una larga crisis.
Ante esta perspectiva, las encuestas han detectado un auge de formaciones no alineadas en torno a los dos bloques tradicionales, como verdes, izquierdistas o el Partido Alianza de Naomi Long, más centrado en esta campaña en abordar asuntos relacionados con la sanidad o el coste de la vida, una estrategia que le podría dar la tercera posición.
La Alianza, de centro liberal y no sectaria, superaría así el quinto puesto alcanzado en 2017, cuando entró en un Gobierno integrado por el DUP, Sinn Féin, el nacionalista Partido Socialdemócrata y Laborista (SDLP) y el Partido Unionista del Ulster (UUP).
Cinco años después, al DUP le está pasado factura su defensa del Brexit, rechazada por la mayoría de los norirlandeses en la consulta de 2016, y su gestión del citado protocolo, pactado por Londres y Bruselas para amortiguar el impacto en la región de la salida del Reino Unido de la Unión Europea (UE).
A Donaldson se le escapan votos hacia el UUP de Dough Beattie, contrario a este divorcio y partidario de “arreglar” el protocolo, y la Voz Tradicional Unionista (TUV), opuesto tanto al Brexit como a ese instrumento, pero también hacia la Alianza gracias al complejo sistema electoral de voto único transferible.
Mientras la división en el unionismo -que no obstante podría seguir siendo el bloque más numeroso en la Asamblea- debilita al DUP, el Sinn Féin le sigue ganando terreno al SDLP pese a que parte de su electorado transferirá votos a la Alianza, un fenómeno relativamente nuevo.
Con un tercer bloque fuerte en el parlamento de Stormont, la formación de Long quiere impulsar un ambicioso proceso de reforma de los acuerdos de paz del Viernes Santo, a fin de evitar el bloqueo. l
l En cuestión. Los ciudadanos del Reino Unido votaron ayer en unas elecciones municipales parciales que servirán de barómetro del mandato del primer ministro conservador, Boris Johnson, cuyo liderazgo está en cuestión tras ser multado por participar en fiestas ilegales en Downing Street durante la pandemia. En un día soleado en buena parte del país, millones de personas eligen en Inglaterra 4.360 concejales en 146 consistorios (sobre 333) disputados por última vez en 2018, muchos de ellos dentro de Londres, donde no se renueva el alcalde, el laborista Sadiq Khan, reelegido en otros comicios el año pasado.
l Escocia. En Escocia, donde el laborismo espera superar a los tories como segunda fuerza por detrás de los independentistas, están en liza todos sus 32 ayuntamientos, así como los 22 de Gales, territorio en el que la formación de Keir Starmer aspira a ampliar su ventaja.