- Fuerzas de seguridad israelíes llevaron ayer a cabo una amplia operación de arrestos en Cisjordania ocupada, tras el ataque la noche del martes por parte de un palestino en el centro de Israel que se saldó con cinco personas muertas, informó ayer la prensa local.

Soldados, policías y el servicio de Inteligencia interior de Israel allanaron pueblos y aldeas en la área de Jenín -entre otros la localidad del atacante, Yaabad- e hicieron arrestos, concretaron medios sobre estas acciones en el norte de territorio cisjordano.

Según un comunicado del Ejército, “las tropas detuvieron a cinco personas sospechosas de estar vinculadas al ataque”, que se saldó con la muerte de un policía árabe-israelí, dos israelíes y dos ucranianos en la localidad de Bnei Brak, en el centro de Israel. Las dos víctimas ucranianas, de 23 y 32 años, recibieron disparos mientras estaban sentados delante de una tienda de comestibles. Las autoridades no detallaron en qué circunstancias exactas se encontraban en Israel.

Uno de los arrestados es el hermano del atacante, según medios. Este último también murió ayer tras ser abatido por los agentes.

“Las tropas actuaron en base” a información de Inteligencia y “los arrestado fueron trasladados ante las fuerzas de seguridad para ser interrogados más a fondo”, agregó el Ejército.

A su vez, los soldados entraron en el domicilio del atacante en su aldea natal para inspeccionarla y plantear “una posible demolición”.

Según información difundida en redes sociales y medios, el atacante estaría relacionado con el brazo armado del partido oficialista Fatah, con fuerte presencia en el área de Jenín. Sin embargo, este grupo armado no reivindicó la autoría del ataque, y el líder de Fatah, el presidente palestino Mahmud Abás, emitió una condena explícita de la agresión. Por otro lado, en Gaza, la organización islamista Hamás sí celebró la acción.

El ataque del martes es el tercero que sufrió Israel en una sola semana, lo que se ha saldado con un total de once muertos. El pasado domingo, dos árabes-israelíes mataron a dos Policías en la ciudad norteña de Hadera, y la semana pasada, un beduino de un pueblo cercano a la urbe meridional de Beersheva mató a cuatro civiles en esta ciudad. Ambos ataques fueron reivindicado por Estado Islámico (EI), lo que no ha sucedido en relación con el tiroteo de ayer.

Ante ello, las fuerzas de seguridad han decretado el estado de alerta máxima, desplegado tropas de refuerzo en Cisjordania y un mayor contingente de agentes para patrullar espacios concurridos en Israel. Todo ello se produce a pocos días del inicio del mes sagrado musulmán de Ramadán, lo que hace temer un mayor pico de tensión.

El secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, condenó ayer “con dureza” el “inaceptable” ataque cometido por un palestino que se saldó con la muerte de cinco personas en Israel.

“Esta violencia en inaceptable. Los israelíes, como la gente de todo el mundo, tienen derecho a vivir en paz y sin miedo”, indicó Blinken en un comunicado.

Despliegue. El ministro de Defensa, Beny Gantz, ordenó ayer el despliegue de 1.000 efectivos adicionales del Ejército en distintos puntos del país y en Cisjordania ocupada y, según medios, la Policía pidió al Gobierno que autorice un presupuesto para reclutar a 4.000 nuevos oficiales.

Repunte. Hacía más de una década que no se registraban tantas muertes en tan poco tiempo, lo que significa que Israel se enfrenta una de las olas de ataques más graves desde la Segunda Intifada.