La Agencia Espacial Europea (ESA) rompió ayer su colaboración con su homóloga rusa, Roscosmos, en el programa de exploración de Marte Exomars y atrasó con ello el lanzamiento de esa misión hasta 2026 como mínimo. Por su parte, la dirección de Roscosmos aseguró que Rusia sigue con sus planes y enviará su propia expedición a Marte.
La decisión de la ESA, “difícil”, según admitió su director general, Josef Aschbacher, se toma ante la imposibilidad práctica y política de seguir trabajando al respecto con Rusia, sancionada por la comunidad internacional como consecuencia de la invasión de Ucrania. Exomars estaba compuesta de dos misiones. La primera se lanzó en 2016 y estaba integrada por un satélite para el estudio de gases traza en la atmósfera marciana y por el módulo de entrada, descenso y aterrizaje Schiaparelli, que se estrelló contra la superficie del planeta por error.
Esta segunda, con el róver Rosalind Franklin para tomar y estudiar muestras del suelo marciano, se aplazó en un primer momento de 2018 a 2020 y luego a 2022, ya que el agravamiento de la pandemia de covid en Europa impidió a sus expertos efectuar todas las pruebas previas necesarias. Tenía previsto aterrizar en la región Oxia Planum, situada al norte del ecuador de ese planeta, que tiene depósitos sedimentarios gruesos y arcillosos que, según la ESA, podrían corresponder a lagunas o depósitos marinos.
Dado que solo hay condiciones propicias para el lanzamiento cada 26 meses, si se llegara a retomar la colaboración a tiempo el año 2024 sería la fecha más próxima, pero la ESA vio poco probable esa hipótesis y admitió que 2026, con otros socios, aparece como la más factible.
Prosigue en cambio la cooperación científica en la Estación Espacial Internacional (EEI) y el objetivo es que sus operaciones se mantengan de forma segura. La EEI está participada por la ESA, Roscosmos, la NASA, la japonesa JAXA y la canadiense CSA.