- La ONU dijo ayer que más de 1,2 millones de personas han abandonado Ucrania a causa de la guerra y buscado refugio en alguno de los países vecinos y otros de Europa, una cifra que aumenta cada hora a medida que Rusia intensifica la ofensiva militar contra su vecino.

Según las últimas cifras comunicadas ayer por la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), 650.000 ucranianos han huido a Polonia, 145.000 a Hungría, 103.000 a Moldavia, 90.000 a Eslovaquia y 57.000 a Rumanía.

Del lado oriental de la frontera ucraniana (correspondiente a las regiones separatistas de Lugansk y Donestk), 53.000 personas han cruzado la frontera a Rusia y por el norte 384 han salido del país por Bielorrusia.

ACNUR contabilizó la salida de Ucrania de 110.000 personas adicionales que se han dirigido a otros países (no fronterizos con Ucrania) de Europa.

El organismo felicitó la aprobación en la víspera por parte de la Unión Europea del mecanismo legal que permite ofrecer protección temporal no solo a los ucranianos, sino a ciudadanos de terceros países que tenían estatus de residentes o de refugiados en Ucrania.

Pidió que se ofrezca la misma protección a otras personas que vivían en Ucrania sin un estatus migratorio legal y que no pueden regresar a sus países, así como a quienes carecen de una nacionalidad (apátridas).

Desde Ginebra, la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) se sumó a esta invocación, tras señalar que el personal humanitario que está en distintos cruces de frontera comprobó que hay discriminación contra los no ucranianos que intentan salir del país.

“Los nacionales de terceros países están sufriendo discriminación en su travesía. Los Estados deben investigar y asegurarse de que todos los que huyen del conflicto son tratados de forma humana, se les da acceso a otro territorio y a protección”, indicó la OIM.

Sin embargo, no solo los ucranianos abandonan su país sino también miles de ciudadanos rusos han salido de su país a través de Finlandia en los últimos días huyendo de las sanciones impuestas a Moscú por la Unión Europea (UE) y Estados Unidos en respuesta a la invasión de Ucrania.

El cierre del espacio aéreo provocó la suspensión de los vuelos entre Rusia y Europa, lo que obligó a los viajeros que salen de Rusia hacia el oeste a hacerlo a través de Finlandia en tren o por carretera.

Según la compañía ferroviaria estatal finlandesa VR, el Allegro, el tren de alta velocidad que une San Petersburgo con Helsinki dos veces al día, ha vendido todos los billetes disponibles desde el pasado domingo y espera que la situación continúe durante las próximas semanas.

“Debido a la pandemia de covid-19 hemos reducido a la mitad la oferta de asientos, lo que significa que están llegando de Rusia casi 700 personas al día”, señaló Topi Simola, directivo de VR.

Pese a las restricciones, el número de pasajeros se ha multiplicado por nueve respecto al volumen normal de las semanas previas al ataque ruso sobre Ucrania, cuando apenas había viajeros debido a la pandemia.

El Allegro es actualmente el único enlace ferroviario en activo entre Rusia y la UE y en estos momentos, por exigencias de Moscú, solo admite pasajeros con nacionalidad rusa o finlandesa.

Según Simola, habitualmente poco más de la mitad de los pasajeros que viajan a Helsinki desde San Petersburgo son rusos, pero estos últimos días el porcentaje se acerca al 70 %.

“La gente está huyendo de las sanciones, porque temen que la vida cotidiana en Rusia se vuelva imposible”, afirmó Darya Gulik, de la Agrupación Finlandesa de Asociaciones rusohablantes (Faro). Según Gulik, la mayoría de los rusos que vienen a Finlandia tiene parientes en el país nórdico o en otros países europeos y esperan obtener un permiso de residencia para quedarse más tiempo.

Pablo González. El Gobierno polaco acusó al periodista Pablo González, detenido el pasado lunes en el país, de espiar para la Inteligencia militar rusa por lo que podría ser condenado a hasta 10 años de cárcel. El reportero fue detenido en Przemysl, cerca de la frontera con Ucrania, la noche del 27 al 28 de febrero. El texto señala que realizaba “operaciones en beneficio de Rusia” y que se aprovechaba de su condición de periodista para “viajar por todo el mundo y Europa, incluidas zonas de conflicto”.